Puede que Miguel Ángel Silvestre sea, en estos momentos, nuestro actor más internacional. El que más proyectos cinematográficos tiene en marcha, el que ha triunfado, también, al otro lado del charco. Y también, por qué no, uno de los actores que más pasiones levanta, ... desde que enamoró a media España, hace ya más de quince años, con su interpretación de El Duque en 'Sin tetas no hay Paraíso'.
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Miguel Ángel Silvestre es una persona enormemente discreta, y poco se sabe de su vida privada. Más bien sentimental, ya que sí comparte entre los seguidores de sus redes sociales -3,7 millones de seguidores en Instagram- momentos en familia, con su madre, su hermana y, sobre todo, sus sobrinos, a los que adora, y que le han hecho despertar en él el gusanillo de la paternidad. «Me rindo. No sé decir no a nada. Creo que me torean un poquito. Pero mientras ella me ponga la mano así y él me pida hacer la siesta juntos...». La frase acompañaba a una fotografía donde se les veía a los tres de espaldas en la playa, con unos patinetes y su tabla de skate. Sin embargo, lo de ser padre lo descarta inmediatamente: «Ahora es muy complicado». La realidad es que a Miguel Ángel Silvestre le va muy bien. 'Sky Rojo', '30 monedas', 'Narcos', 'Sense8' y mil proyectos más en mente que le mantienen como uno de los actores más exitosos, incluso con la pandemia por enmedio.
Miguel Ángel Silvestre se ha convertido en uno de los actores más reconocidos. Nacido en Castellón, todavía en la ciudad vive su familia y sus amigos de la infancia. Ahora triunfa con 'Sky Rojo' o '30 Monedas', y su próxima aparición será tras el verano en la última temporada de 'La Casa de Papel'.'
También comparte imágenes con su madre, sobre todo después de que en 2018 perdiera a su padre, un fisioterapeuta muy conocido en Castellón que trataba a deportistas. Él mismo iba para tenista profesional e incluso estuvo en la residencia de tenistas de Sergi Bruguera desde los trece años, pero una lesión en el hombro frustró su carrera deportista. En redes contaba una vez cómo en aquella residencia dio su primer beso. También recordaba las palabras de su madre, que todavía no se explicaba cómo le habían dejado irse de casa tan temprano, cuando apenas era un adolescente. «Fueron años maravillosos», explicaba. Los momentos con su madre se han intensificado en este año de pandemia e incluso el confinamiento lo pasó en Castellón, en la casa familiar. Allí, en el salón, sobre la alfombra, ponía sus pesas y sus aparatos de gimnasio, porque Miguel Ángel Silvestre siempre ha sido un enamorado del deporte. Da igual. Puede ser surf, escalada, boxeo...
Hace poco recordaba una conversación en un paseo por la arena, donde volvía a hablar de la paternidad. Le preguntó a su madre si valía la pena todas las cosas a las que había renunciado por tener hijos. Ella le contestó: «Cariño, no hay nada que me haga más feliz que verte crecer y compartir momentos así contigo. Este paseo no lo cambiaría por nada del mundo».
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Estos últimos meses también ha publicado instantáneas con amigos de la infancia, en Benicàssim, comiendo una paella, subiendo a les Agulles de Santa Águeda, disfrutando de la playa. Ahora lo vive con más intensidad, sobre todo desde que se instalara en Los Ángeles, con el objetivo de hacer carrera en Hollywood, algo que está consiguiendo. Su próxima aparición será en la tercera temporada de La Casa de Papel, que se estrena tras el verano. O en la llegada a Estados Unidos de la serie en la que se puso en el papel de Pablo Ibar, que ha estado dos décadas en el corredor de la muerte. No fue fácil para él, tuvo que prepararlo a conciencia, y durante el confinamiento confesó que se acordaba mucho de Ibar, a quien cree inocente.
De su trabajo como intérprete, en una visita al restaurante de Quique Dacosta Llisa Negra, reflexionaba cómo «cuando conozco gente así me entran ganas de seguir profundizando en mi trabajo e intentar ser mejor en lo mío».
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Y de parejas... Lejos queda la estabilidad que le dio Belén López, la primera novia formal que le conocimos, con quien estuvo cinco años desde que se conocieran en 'La distancia' en 2005. Ha seguido siendo una gran amiga y en el fallecimiento de su padre fue un gran apoyo. Luego llegaría Blanca Suárez, a la que conoció en el rodaje de 'Los Pelayos' en 2011. La pareja se puso a las órdenes de Almodóvar en 'Los Amantes Pasajeros'. Con su cambio de residencia a Los Ángeles compartió nueve meses con otra actriz, Albania Segarra, entre 2017 y 2018, en 2019 llegaría Patricia Guirado y en 2020 Claudia Ruiz, que trabaja en el departamento de comunicación de Agatha Ruiz de la Prada. Ella misma anunció en sus redes el pasado mes de enero que ya no estaban juntos. Así que, de momento, Miguel Ángel está muy centrado en su familia y en su trabajo. Hasta el fin de año lo compartió con su madre, «ella y yo, mano a mano». Una seguidora le contestaba una frase muy escueta, con unos cuantos me gusta: «La suegra de todas».
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