Extranjeros en Valencia: Toni Campagnolo

Corría el año 1996 cuando Toni Campagnolo dejó Turín buscando un lugar para cambiar de vida y probar una nueva andadura profesional tras varios años dedicado al negocio de la moda. Tras recorrer gran parte de Italia llegó a España con la intención de ir a Marbella, pero en la carretera vio la salida de Valencia y decidió parar a descansar. Reservó unas noches de hotel en la Alameda y el flechazo fue casi inmediato. «Valencia es diferente al resto del mundo, en ningún otro lugar he encontrado el ambiente relajante que hay en esta ciudad, el cauce del río, la playa…la gente es muy abierta y la vida se concibe de una manera diferente. No sé si los valencianos sois capaces de percibir lo que tenéis aquí, es más fácil verlo desde fuera», explica.

Una vez en la ciudad se dedicó a pasear con el fin de descubrirla, dejándose seducir por el clima privilegiado, la hospitalidad de sus habitantes y una sensación como de estar en casa que lo enraizó de inmediato. Fue la zona del Ensanche la que escogió para abrir su primer restaurante, una pequeña trattoría llamada Lambrusqueria, donde ofertaba platos italianos sencillos a buen precio en un ambiente acogedor. Una fórmula que durante años le ha funcionado y, gracias a la cual, acaba de abrir su cuarto restaurante en la ciudad. «La idea era hacer algo para vivir que me gustara y no tomármelo demasiado en serio. Lo he disfrutado mucho pero también he trabajado mucho, demasiado».

Su talante cercano y su vinculación con el entorno han convertido su negocio en un emblema del barrio cuyo encanto traspasa fronteras. Aún recuerda con detalle la noche en la que apareció un motorista misterioso a lomos de una Harley Davidson con el rostro cubierto por el casco. Movido por la curiosidad observó la escena y pudo comprobar cómo la persona que se apeaba de la moto era George Clooney, que estaba en la ciudad con motivo del estreno de su película 'Tomorrowland'. Con naturalidad, el actor entró en el local y se sentó a cenar en una mesa buscando la intimidad que allí le ofrecían la luz de las velas. «Estuvimos hablando un rato, me dijo que había visitado parte de la ciudad en moto buscando un lugar que le apeteciera. Es una persona muy agradable y accesible». Pero esta no ha sido la única visita singular.

Un tiempo antes, cuando se celebró en Valencia la America's Cup, llegó un día al restaurante el equipo de Ernesto Bertarelli, armador del equipo Alingui, y le preguntó a Toni si podía montarles una mesa en el espacio contiguo al restaurante que en ese momento albergaba una galería de arte. Toni lo hizo y desde ese día, durante los años que duró la competición de vela, su restaurante se convirtió en punto de encuentro de los equipos. «No llegué a Valencia para abrir un restaurante enorme, quería tener un pequeño negocio para vivir. El secreto es que siempre intento hacerlo como el primer día, cada vez tienes que poner las mismas ganas, ilusión y cuidado por los detalles. Paso muchas horas de mi vida aquí, y lo hago muy a gusto», confiesa.

A Toni le encanta la playa, y entre las valencianas, la del Saler, a la que define como 'la depuración instantánea del cuerpo'. Además, le gusta pasear por el casco antiguo pero también «siento mucha emoción por la belleza de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Son tantas cosas bonitas las que hay en esta ciudad… a veces tengo la sensación de que quizá soy de aquí sin saberlo y que finalmente he vuelto a casa», reconoce.