Hay bodas que marcan un antes y después, tanto por la organización como por la ilusión e implicación de los novios. Este es el caso del enlace entre Yago Sanz Garrigues y Mario Artigues Esparza, ambos valencianos, el primero descendiente de familia de nobles, ... el segundo de ascendencia alemana. La finca privada Poniente, ubicada en Ontinyent, fue el lugar escogido para esta boda millenial que congregó más de 250 invitados de diferentes puntos de España e Italia entre los que podía encontrarse una representación de la nobleza valenciana, personalidades como el ya retirado torero Vicente Barrera, empresarios del panorama nacional y local y un gran número de familiares y amigos.
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El enlace tuvo lugar en una preciosa pinada y fue orquestada por Mercedes Pastor, concejala del Ayuntamiento de Ontinyent. En el pasillo hacia el altar se ubicaron alfombras de yute y elementos campestres como balas de paja cubiertas de algodón que sirvieron de asientos, abanicos en tonos beige, sombreros o alpargatas. La emotiva ceremonia, en la que intervinieron las hermanas y amigas de los novios, estuvo ambientada por un dueto de piano y violín y, al terminar, los novios fueron cubiertos por una lluvia de lavanda y hojas de olivo. Como buenos propietarios de un estudio creativo que son, la boda no podía dejar de tener un hashtag, #myandwedding, juego de palabras derivado del nombre de su empresa, que estuvo presente desde las invitaciones hasta el photocall .
Toda la cena fue servida en formato cóctel por el cátering Noray. Los asistentes pudieron disfrutar de cocas típicas valencianas, pan bao, recetas italianas, croquetas variadas, quesos, cortadores de jamón, fuentes de chocolate y un puesto de helados. Tras la cena, un tablao flamenco compuesto por bailaora, cantaor y guitarra irrumpió en la zona de la piscina, un gesto que quisieron tener los novios con el padre y el abuelo de Yago, ambos apasionados de Andalucía. A continuación, Yago y Mario sorprendieron a los presentes con un baile coreografiado al son de algunos de sus temas favoritos. La fiesta, con barra libre, coctelero y sesión a cargo del DJ Emilio Luna, se alargó hasta la madrugada y se cerró con un resopón a cargo de Jenkin's, que sirvió hamburguesas americanas.
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