Todavía estaba abierta, a principios de semana, el Aula Grial, en la calle Cabillers, un espacio privado poco conocido por los valencianos, y donde quedamos con Ana Mafé, quien reconoce que tiene con este lugar un vínculo especial. Doctorada en Historia del Arte, ha dedicado los últimos años de su vida a demostrar que el Santo Grial es en realidad el Santo Cáliz que custodia la Catedral de Valencia desde la Edad Media. A su investigación ha dedicado cuerpo y alma, y en el camino reconoce que se ha transformado.
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-¿De dónde le viene ese interés por el Santo Cáliz?
-Para mi madre, la capilla donde se custodia es uno de los lugares importantes en su vida, y me contaba que mientras estaba 'festeando' con mi padre quedaban allí, porque él vivía en el Cabanyal y ella en Museros, y era un buen punto de encuentro. Me olvidé posteriormente porque estuve viviendo en Palma de Mallorca.
-Estudió Historia del Arte.
-Sí, y tenía una amiga, Karen, y siempre le comentaba al hablar de la piedra rosetta y de su descubridor, Champollion, que yo iba a descifrar uno de los enigmas más importantes que existen. Así que lo primero que hice al volver a Valencia fue acabar la carrera, porque sentía que se lo debía a ella, ya que se suicidó estando las dos estudiando. Fue una de las mujeres más inteligentes que he conocido nunca, nos queríamos muchísimo.
-¿Por qué volvió a Valencia?
-Por amor. Estoy casada con una mujer, y fue la mejor decisión que tomé. Me dediqué a estudiar de verdad, porque yo siempre había sacado buenas notas sin dar un palo al agua. Y empiezo a sacar matrículas, tanto en la carrera como en el máster. Así que dije: «hago el doctorado». Cuando le dije a mi director de tesis que quería hacerlo sobre el Santo Cáliz se echaba las manos a la cabeza. Pero es que a pesar de que es el objeto más preciado que custodia la Catedral, apenas había estudios sobre él.
-Su investigación ha tenido una repercusión enorme, también a nivel internacional. ¿Qué le ha dado a usted, personalmente?
-Cuando descubro que nuestro cáliz es el cáliz de la búsqueda del Grial empiezo a entenderlo todo. Cuando profundizas en el conocimiento, la mente se expande. Yo decía de pequeña que quería estudiar lo mismo que Jesús, yo aspiraba a ser como él y curar, ayudar a la gente. Pero conforme fui creciendo me di cuenta de que hay gente que estudia, es erudita y no es buena. El conocimiento no te da la potestad de ser buena persona. Desde el punto de vista humano, sé que hay conocimiento que me viene dado, y solo puedo hacer una cosa: transmitirlo, porque si me lo quedo no sirve de nada.
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-Parece haber hecho con su tesis un viaje para conocerse a sí misma.
-A nivel personal es como si se hubieran reorganizado mis prioridades. Para mí, el tiempo es sagrado; de hecho no hay dinero para pagarlo, yo lo regalo, y como sé que no tengo más del que me toca, porque no puedo comprarlo, procuro que sea un tiempo de provecho, haciendo a la gente feliz. Lo demás es absurdo. Es que ser malo es tan fácil y tan banal que no vale la pena. Ser malo es ser mediocre, y yo digo que soy divina, que me alimento de la luz y del amor. No me interesa absolutamente nada que no sea ayudar.
'Germanor en Valencia' Ana Mafé centra sus deseos en la ciudad que la vio nacer, y para ello sueña en positivo: «que haya una 'germanor' en Valencia, que nadie tenga que pedir perdón por trabajar y ser pionero, por traer bonanza, que parece que esta sociedad es muy cainita». Y si tiene que hablar a nivel personal, «me considero una persona tal feliz que cuando alguien me pregunta: ' ¿a qué te dedicas?', yo contesto que soy expendedora de amor»
-¿Y a nivel profesional?
-No tengo ningún interés en ser profesora, ni un hotel ni casa de pueblo para transformar en albergue. Soy una feliz ama de casa, que consagro mi tiempo a la asociación, a poner en valor este libro, del que no voy a sacar ningún rédito porque los beneficios los doy a la asociación. Gracias a Dios, mi mujer gana dinero por las dos y cuando dimensionas tu vida desde el corazón menos es más. Yo el otro día hablaba con mi madre, y le comentaba: «es que menuda responsabilidad», y ella me contestaba: «hija, esto te ha tocado a ti». Profundizar en el estudio me ha llevado a profundizar en el sentido de la vida, que es divertirse, aprender y amar y ser amada.
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