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Las realidades de 'La Asistenta' que sufre una madre maltratada en Valencia

menudos ·

Las entidades que trabajan con víctimas de violencia de género señalan las dificultades para encontrar vivienda como el principal escollo para comenzar una nueva vida lejos del agresor

Miércoles, 10 de noviembre 2021, 00:27

La crudeza de dejar atrás una situación de violencia de género y la extrema dificultad de salir adelante siendo una mujer de nulos recursos económicos, sin apoyo familiar ninguno, sin trabajo y con una hija a su cargo. Este es el planteamiento de 'La ... Asistenta', una miniserie de Netflix que en las últimas semanas ha estado entre las diez producciones más vistas de la plataforma, basada en 'Criada. Trabajo duro, sueldos bajos y la voluntad de supervivencia de una madre', las memorias de la estadounidense Stephanie Land que acaban de publicarse en Estados Unidos.

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La producción -atención, spoilers- relata con todo lujo de detalles lo complicado que es salir, a nivel psicológico, emocional y económico de la realidad a la que se ven abocadas las mujeres que son víctimas de violencia de género pero, ¿hasta qué punto la historia que se refleja en la serie se replica en Valencia, por no ir más lejos? Hemos analizado cada una de las situaciones por las que tiene que pasar la protagonista de la miniserie en su lucha por darle un futuro mejor a su hija. Y lo cierto es que hay, desgraciadamente, más similitudes de las que cabría esperar, sobre todo porque Estados Unidos siempre ha sido un país que se ha caracterizado por su individualismo, sus pobres recursos sociales y unas redes familiares que no están tan afianzadas como en España.

Fuentes de la asociación Alanna, que trabaja con mujeres que han sido víctimas de violencia de género, explica que a nivel emocional está muy bien reflejado ese proceso por el que puede pasar una víctima, primero hasta que se reconoce como víctima, sobre todo, cuando se trata de una violencia no física, como es el caso de la protagonista de la serie; posteriormente habrá momentos tan complicados en que llegue a pensar que es mejor volver con el agresor, porque no ve otra salida mejor para sus hijos o porque realmente crea que el maltratador va a cambiar de actitud. “Y la realidad que tenemos constatada es que no hay muchos cambios en los agresores”. Esa sería una de las principales críticas, que la serie cuenta cómo al final hay como un arrepentimiento sincero por parte del agresor, que acepta que la mujer se quede con la custodia total de la hija porque entiende que él no está capacitado para cuidarla por su situación.

A nivel emocional está muy bien reflejado ese proceso por el que puede pasar una víctima

El hecho de que el maltratador sea una persona con problemas de drogadicción, que ella venga de una familia donde ya ha sido testigo de violencia de género, es para la asociación Alanna solo una de las casuísticas que se dan en las víctimas, pero no la única. “Ahí se estereotipa; nos hubiera gustado que hubiera mostrado un perfil de otro tipo de mujeres, más acomodadas, porque siempre identificamos la violencia de género con una clase social y lo cierto es que este problema no entiende de clases sociales”. Es más, creen que si se trata de una mujer en una posición acomodada salir de un contexto de violencia de género es mucho más complicado, sobre todo por la culpa y la vergüenza”.

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Otro de los problemas que aparece con insistencia en la serie es la dificultad para conseguir vivienda, empleo estable, guardería para la niña. ¿Pasa también en Valencia? "Es una pescadilla que se muerde la cola. Hay más recursos aquí, es cierto, empezando por la oficina de víctimas de violencia de género de la Ciudad de la Justicia, o la labor que desarrollamos nosotras en la asociación, con una atención integral multidisciplinar, donde la misma educadora acompaña a la mujer a distintos trámites”.

El problema de algunos recursos, según Alanna, es que en teoría están disponibles para víctimas de violencia de género pero antes de acceder a ellos deben de tener en vigor una orden de alejamiento. Por ejemplo, para poder acceder a una vivienda. “Si la ley de violencia de género se aplicara como está redactada sería perfecto, pero no hay recursos. Hacen falta pisos de emergencia, albergues... En definitiva, un cobijo, porque si la mujer no tiene dónde ir no va a poder escapar de esa situación”. Las mismas carencias detecta el presidente del Colegio de Trabajo Social de Valencia, Ferran Senent, que cree que la vivienda es “una necesidad acuciante”. Hablan además de otro aspecto que aparece constantemente en la serie, la revictimización de la mujer, "cómo tiene que ir contando allá donde vaya toda su historia, en un estado anímico del que tiene que recomponerse psicológicamente".

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También de la ‘obligación’ de ser intachable en su comportamiento en una situación tan dura, porque de otra forma puede tener consecuencias graves, por ejemplo la retirada de custodia de los hijos. “Una mujer sin recursos, como está una buena parte de las víctimas de violencia, puede tener dificultades en ese sentido, como le ocurre a la protagonista de la serie. Ahí no se plantea el juzgado si él es un buen padre, no se habla de los problemas de alcohol o de quién va a cuidar a la niña”.

Ferran Senent señala otra diferencia respecto a lo que ocurre en Estados Unidos. “En España, la atención de los asistentes sociales es mucho mejor, no en una mesa sin intimidad, sin prácticamente sitio para sentarse y ser atendida con dignidad”. Sobre todo porque si hay algo que hay que devolver a las víctimas es esa dignidad que en demasiadas ocasiones han perdido en la relación con su agresor.

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El final de la serie no ha gustado demasiado entre las trabajadoras de la asociación Alanna, sobre todo porque “no suele suceder que haya un golpe de suerte, una mujer con dinero que la salva y un exmarido que se arrepiente de sus pecados. Está bien que no sea otro hombre el que la saque de su situación, pero la realidad es que tienen que ser ellas, las mujeres, las que salgan adelante por sí mismas, sin intervenciones externas”.

Dicho esto, la historia narrada en 'La Asistenta' es tan sencilla y a la vez tan real que es fácil empatizar con esa jovencísima madre que solo quiere salir de la pobreza, una madre coraje que no quiere que su hija crezca en un contexto de maltrato, y que hace un leonino esfuerzo para conseguirlo. ¿Puede llegar a dormir una madre en la calle como le ocurre a la protagonista de la serie? "Sí, lamentablemente puede ocurrir", dicen en Alanna.

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