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La presidenta de la Orden del Querer Saber, Marisa Marín. LP

Los valencianos intentan mantener su vida social desde casa durante el estado de alarma

Mantener la vida social sin salir de casa es difícil pero no imposible. La sección de canasta del Casino de Agricultura está en contacto a través del chat y todos los días organiza actividades, hasta bingo virtual; Laura Fitera envía todos los días vídeos en su perfil de Instagram. Otros imprescindibles de la sociedad valenciana, como Mayrén Beneyto, también recurren a las redes sociales para no perder el contacto y hasta se ponen el blusón fallero el día de San José, ¡que no decaiga la moral, chicas!

Viernes, 20 de marzo 2020

«Buenos días canasteras, ¿cómo lo lleváis?, ¿me habéis hecho caso? ¿estáis guapas, bien peinadas y vestidas para matar? Pues venga, que hoy tenemos dos actividades: os mando una tabla de gimnasia facilita y esta tarde a las 6 tenemos bingo.» Así, como en la peli 'Good morning Vietnam', comienza la mañana Carmen Martínez, la delegada de Canasta del Casino de Agricultura. A las diez en punto, después de tomarse el café, abre su grupo de whastap, con casi medio centenar de jugadoras de canasta, y no deja de proponer actividades hasta la noche: clases de cocina, andar un rato por el pasillo, jugar al parchís, ¡ah, y que no falte el aperitivo!, «os buscáis un atuendo cómodo pero sexy y a eso de la 1 cervecita o una copa de vino con la tapa».

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Este tipo de actividades es fundamental para mantener alta la moral de la tropa. Mayrén Beneyto, una de las mujeres con más vida social de Valencia, compartió hace unos días un video de Instagram donde bailaba al son de la canción Resistiré, del Duo dinánico, mientras pasaba la fregona por la casa. ¿Se puede ser más divina? Mayrén, muy devota de la Virgen, puso flores a la Virgen de los Desamparados el día de la ofrenda. «Todos los días intento divertirme con algo; hoy –día de San José- me he puesto el blusón, el broche y los pendientes de valenciana y he hecho un pasacalle de la cocina al dormitorio y al comedor, muy fallero.»

No fue la única. Trinuca Larraz, ni corta ni perezosa, se puso el traje de fallera, se peinó los moños, se puso la mantilla y cogió un florero lleno de naranjas a falta de flores. Pasacalle por el pasillo de su casa. ¡Ole!

Estos días todo vale para sobrellevar el encierro. Laura Fitera, aislada en su casa desde hace semanas por prevención, es de las que se arregla cada mañana como si tuviera que salir a pasear por el Mercado de Colón. «Estoy decorando habitaciones, cada día en Instagram publico mis crónicas desde la escalera para llegar a gente que está sola, aislada, que no sabe cómo manejar la situación. El miedo es lo peor que nos puede pasar, nubla nuestra mente y nuestra voluntad. Prefiero ser positiva y aprovechar esta situación para leer, arreglar cosas en casa o limpiar.»

La presidenta de la Orden del Querer Saber, Marisa Marín, también afronta estos días con optimismo: «es un privilegio para mí estar en casa, desayunar con tranquilidad, hacer mis estiramientos más tiempo, leer libros, escuchar música y hasta escribir. Con mis amigas de la Orden mantengo comunicación todo el día, saco a mis perros a pasear y hasta me falta tiempo para todo lo que tengo previsto».

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La presidenta del Ateneo, Carmen de Rosa, aprovecha estos días para hacer lo que más le gusta: leer, oír música clásica y antigua y ver series. «Estoy enganchada a Anatomía de Grey y The good Doctor y a los documentales y películas de La 2 y a Canal Historia». En casa está con sus dos hijos y con sus mascotas, la perra Quina y los gatos Nube, Bruno y Tilín. «De momento lo estamos llevando bien, salimos solo a la compra cada dos o tres días y el paseo diario de la perra. Además estamos aprovechando para tener mucha tertulia en familia y sigo realizando un seguimiento diario de la marcha del Ateneo a través del equipo de dirección ya que aunque está suspendida la actividad, el trabajo interno continúa.»

Al joyero Vicente Gracia, quedarse en casa le permite dedicarse a su pasión, que es la pintura y la caligrafía al estilo de la Ruta de la Seda. «Estoy con Mónica, mi mujer, y mi hija Candelita. Hacemos gimnasia, cocinamos… hoy hemos preparado un arros al forn con manitas de porc que es mi favorito».

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Los artistas juegan con ventaja porque suelen disfrutar de la soledad. Es lo que le pasa a José Cosme, artista, profesor de teología e hijo de la diseñadora valenciana Presen Rodríguez. «Como yo estoy acostumbrado a ser hombre de mi casa, mi encierro está siendo muy productivo porque aprovecho para avanzar con proyectos de arte y mi línea de investigación «Epistemología Fluxus». Los días con sol tengo la suerte de poder disfrutar de mi terraza y hacer jardinería, y por la noche proyecto alguna de mis películas antiguas (tengo más de quinientas!!) como cuando hago cine de verano. Y por supuesto no he dejado de utilizar chaqueta y corbata aún cuando estoy solo, para mí es lo más cómodo y me ayuda a disfrutar de la vida, como cuidar la escenografía de la mesa.»

En lo que todos coinciden es en la necesidad de mantener una rutina, aunque no salgas de casa. El diseñador Alejandro Resta sigue levantándose cada día temprano, «creo nuevos diseños, me comunico con mi equipo cada uno trabajando desde su casa, escucho música, veo documentales, películas históricas. Hago un parón donde me pongo a cocinar, converso con mis clientas, pareja, amigos y familia, me pongo contento y a veces me pongo un poquito triste pero confío que esto cambiará que saldremos todos unidos y más fuertes. ¿Quién sabe de esta situación saldrá una nueva colección cápsula «corona»?!

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Amparo Lacomba aprovecha estos días para ordenar las fotos que tiene con sus hermanos. «Tengo muchas de cuando éramos pequeños, de la comunión de los tres, los veraneos en la playa, de mi puesta de largo y la de mi hermana etc. He pensado en hacer un álbum para cada uno de nosotros con nuestros recuerdos de la infancia y adolescencia y cuando lo tenga organizado se los regalaré. Las fotos que te ayudan a recordar lugares y situaciones, comidas y festejos familiares que habías olvidados. El resto del tiempo me pongo al día con la lectura, que tengo varios libros pendientes, veo la tele, hago tareas de la casa y cocino (hago unas magdalenas riquísimas). En fin lo estoy llevando bastante bien, aunque no deja de preocuparme por la situación que estamos viviendo.»

Teté García, por su parte, está aprendiendo a valorar realmente lo que es importante. «Estoy gratamente sorprendida de como están reaccionando mis hijas en plena adolescencia y estoy aprovechando para hacer actividades conjuntas y unirnos un poquito más. Cocinar, hacer ejercicio, leer, meditar, ver pelis, bailar, reírnos y divertirnos». Teté ocupa el tiempo viendo álbumes antiguos y «contándole a mis hijas un poquito más de mi, que conozcan una poquito más a su madre ya no solo como madre, sino como niña, adolescente, mujer, hija, amiga y humana». Se muestra «agradecida a todas las personas que en su rol profesional y en su calidad humana está aportando su granito a librar este resurgir mundial».

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Laura Gallego cuenta que se entretiene cosiendo, «el año pasado me cosí el traje de valenciana que no he podido ponerme este año. Lo que más echo de menos es no poder correr.»

Ay, chicas, la comida. Lo peor del encierro es que no paras de hacer visitas a la cocina. La nutricionista Elisa Escorihuela está trabajando estos días sin parar desde su casa, preparando vídeos. La rutina en casa es como otro día cualquiera. «Me despierto, aseo y visto como si fuera a salir a la calle; me maquillo y me pinto los labios de rojo porque creo que me da superpoderes; enciendo una vela, desayuno cara al ordenador y con la televisión puesta (no me quiero perder una noticia) y comienzo todas las tareas que tengo que hacer. Ahora más que nunca la divulgación en salud es importantísima y tengo tropecientos artículos que escribir. Cocinamos mucho, pero saludable. Me conecto a las redes y comparto trucos, recetas y pautas de salud. Tocamos el violín, la guitarra y el piano… hasta que nos dejen los vecinos. En fin… es un no parar. Me da pena como sanitaria no poder hacer más y sin duda si me lo permitieran iría al campo de batalla. Así que, ahí lo dejo, si me llaman a filas allí estaré».

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