Un estudio elaborado por el Servicio de Cardiología del Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid) ha analizado cómo la calidad del sueño se deteriora en pacientes hospitalizados con enfermedades cardiovasculares. Se observó que estos pacientes, debido a factores como el estrés de estar hospitalizados, las intervenciones médicas y las características de sus condiciones, experimentan alteraciones significativas en su descanso nocturno, lo que podría influir negativamente en su recuperación.
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El estudio, publicado en la Revista Española de Cardiología en octubre de 2024, sugiere la importancia de abordar este problema para mejorar los resultados de los tratamientos cardiovasculares. Por un lado, los pacientes con problemas cardiovasculares duermen peor. Por otro, la falta de sueño afecta a su recuperación. Un problema circular.
Según detalla el estudio, se recogieron datos clínicos y psicosociales de pacientes hospitalizados en la planta de Cardiología. Se aplicó el Índice de Calidad del Sueño de Pittsburgh (PSQI), el Cuestionario de Salud F-12 (SF-12) y la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS), y se realizó un análisis estadístico y de regresión lineal y logística.
Los resultados fueron reveladores. Se incluyeron 100 pacientes, con una mediana de edad de 74,4 años (RIQ: 64,3-81,2) y se detectó que la mala calidad del sueño fue muy prevalente en un 77% de los casos. La duración del ingreso en estos pacientes fue de 3 días más larga.
Además, se detectí que un nivel de ingresos bajo y el mal equipamiento del hogar fueron más habituales en pacientes con la mala calidad del sueño, quienes también recibieron una media de 3 fármacos más y más antidepresivos. Un mayor nivel de ansiedad en HADS (Escala de Ansiedad y Depresión Hospitalaria) y un tratamiento antidepresivo previo ayudaría a identificar a estos pacientes para iniciar un abordaje multifactorial, señalan los expertos.
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Así, el estudio realizado por Raúl Gascueña Rubia, Carlos de Blas Ruiz, Rocío Ruesgas Escario, Julia Gómez Diego, Belén Jiménez Azzaoui y Juan Manuel Grande Ingelmo, concluye que la mala calidad del sueño es muy prevalente en pacientes hospitalizados por enfermedades cardiovasculares y se relaciona con un ingreso más largo y una menor salud física percibida.
Puedes leer el resumen del estudio publicado en la Revista Española de Cardiología.
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El sueño desempeña un papel crucial en la recuperación del cuerpo. Durante el descanso, el cuerpo repara tejidos, regula las hormonas y fortalece el sistema inmunológico. En pacientes con enfermedades cardiovasculares, un buen descanso es vital porque ayuda a reducir la presión arterial, controlar el estrés y regular el ritmo cardíaco, todos factores esenciales para la salud del corazón.
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Para quienes son hospitalizados por condiciones del corazón, descansar bien no es tan sencillo. El entorno hospitalario está lleno de interrupciones: ruidos, luces brillantes, y la necesidad de monitorear a los pacientes constantemente durante la noche. Estos factores, sumados al estrés emocional de estar hospitalizado, hacen que los pacientes duerman mal, o incluso menos horas de las necesarias.
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La falta de sueño tiene efectos nocivos sobre la salud general, pero en los pacientes cardíacos, puede ser aún más perjudicial. Algunos de los problemas asociados son:
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- Aumento de la presión arterial: Un mal descanso puede elevar la presión arterial, lo que pone un estrés adicional en el corazón.
- Problemas metabólicos: La falta de sueño está relacionada con problemas metabólicos como la resistencia a la insulina y la diabetes, condiciones que pueden empeorar en personas con enfermedades del corazón.
- Alteraciones en el ritmo cardíaco: Dormir poco o mal puede desencadenar arritmias o empeorar las ya existentes, complicando aún más el cuadro clínico del paciente.
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Al mejorar la calidad del sueño, los pacientes no solo descansan mejor, sino que también pueden mejorar su respuesta al tratamiento. Un descanso adecuado permite que el cuerpo responda mejor a las terapias y acelera la recuperación. Además, ayuda a reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares a largo plazo.
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Este asunto, junto con otros, serán tratados en el Congreso de la Salud Cardiovascular que este año se celebra en Bilbao entre el 24 y el 26 de octubre.
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