Los superalimentos son un pilar fundamental en un menú equilibrado. iStock

El alimento con más prebióticos que el kéfir que mejora la flora intestinal y ayuda a combatir el estreñimiento

Salud y vida sana ·

Al igual que la caléndula o la manzanilla, pertenece a la familia de las margaritas

D. Merino

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 00:56

La recta final del año suele venir aparejada de excesos en las comidas y, lo que viene a posteriori es cumplir todos los buenos propósitos y la búsqueda de la pérdida de peso tras ganar esos kilos de más, olvidados durante las fechas más señaladas del año. Para eliminar esos excesos es habitual recurrir al consumo de superalimentos e infusiones, dos productos que destacan por las múltiples propiedades y beneficios que su consumo puede aportar al organismo.

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No obstante, los también denominados 'superfoods' no son la solución a todos los problemas y simplemente aportan un puntito extra a la hora de alcanzar los objetivos buscados. De ahí que los expertos siempre recuerden que las dietas milagro no existen y la clave de todo reside en la constancia, una buena alimentación sana y equilibrada y la realización de ejercicio físico de manera frecuente. En este sentido, si se quiere perder peso es necesario establecer una serie de pautas alimentarias y, sobre todo, seguir las indicaciones de un profesional que pueda controlar el deficit calórico para esa pérdida de los kilos de más.

Los superalimentos tienen un punto a favor y es que se pueden encontrar fácilmente en supermercados, herboristerías o tiendas especializadas, por lo que su compra es algo relativamente sencillo. Por otro lado, cabe recordar que hay 'superfoods' muy conocidos que suelen formar parte del menú prácticamente diario, mientras que otros son mucho más exóticos y desconocidos para el consumidor. Un ejemplo de ello es el tupinambo, más conocido como alcachofa de Jerusalén, que crece bajo tierra como los tubérculos.

De hecho, tiene un sabor similar al de la alcachofa aunque su apariencia es muy parecida al jengibre. Al igual que la caléndula o la manzanilla, el tupinambo pertenece a la familia de las margaritas y forma parte de la cultura ancestral de los pueblos indígenas de América. Su composición es de un 80% de agua y practicamente no contiene grasa.

Este alimento es una gran fuente de vitaminas y minerales esenciales que promueven la salud y el bienestar en diversos aspectos. Además, entre sus componentes clave está la inulina, un tipo de fibra que alimenta las bacterias digestivas más beneficiosas. De hecho, una dosis de tan solo 8 gramos al día es suficiente para tener un efecto prebiótico, muy favorable para las bacterias intestinales.

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Cabe recordar que la inulina y los fructooligosacáridos (FOS) son mezclas de polisacáridos compuestos por moléculas de fructosa y tienen propiedades nutricionales similares. En este sentido, los dos se caracterizan por tener conexiones entre moléculas que no se rompen en el estómago, circulan por todo el intestino delgado hasta llegar intactas al grueso.

Todo esto tiene un efecto digestivo y prebiótico que deriva en el aumento de la frecuencia de las heces, de ahí que pueda ser de gran ayuda para ir mejor al baño, regular el tránsito intestinal y combatir el estreñimiento. Ni qué decir tiene que un buen estado de la microbiota es clave para la salud general.

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Por otro lado, algunos estudios apuntan a que la inulina mejora la asimilación de calcio en adolescentes y mujeres postmenopáusicas. Además, en animales incrementó la mineralización y densidad en los huesos.

Otro de los grandes beneficios del tupinambo es que ayuda a la disminución de los niveles de triglicéridos y colesterol. Todo esto sin tener en cuenta que al tupinambo también se le conoce como la «patata diabética», porque se ha utilizado en la medicina tradicional para tratar la enfermedad, puesto que su consumo no afecta demasiado a los niveles de azúcar en la sangre. Precisamente investigadores del Alberta Children's Hospital concluyeron en un estudio que la fibra prebiótica como la del tupinambo modifica la flora intestinal, inhibe la inflamación y conduce a un mejor control del azúcar en sangre.

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Cómo consumirlo

El consumo de esta alcachofa puede variar desde el crudo hasta el cocido, con piel o sin piel. No obstante, es importante lavarlo con agua y tener un cepillo a mano para limpiarlo adecuadamente, dado que tiene una piel difícil de pelar. De ahí que sea más sencillo cocerlo para pelarlo luego como una patata asada. Un buen truco es cocinarlo o rociarlo con limón.

Entre las variedades de cocinado están los purés, los guisos, las sopas o entre verduras. Su sabor se intensifica al freírlo. Al hervirse, se puede servir como acompañamiento de carnes o ingrediente para sopas o guisos. Mientras que en caso de asarse o freirse puede añadirse algo de aceite, sal y pimienta y consumir con un sabor ahumado y crujiente. Además, se puede cortar en rodajas finas para obtener chips de topinambo. El topinambo se puede cocer y luego hacer puré con un poco de mantequilla, sal y pimienta para servir como guarnición.

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Recuerda que esta es información general y bajo ningún concepto sustituye el consejo de un profesional.

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