Cuando los niños entran en la escoleta infantil Cavall Bernat de Llaurí saludan con un 'hola' en lengua de signos. Si tienen que pedir agua ... lo harán comunicándose con las manos y la canción que escucharán de su maestra estará, también, interpretada con el lenguaje que se creó para personas sordas.
El resultado de esta iniciativa es que en la escoleta de Llaurí, un pequeño pueblo de apenas mil habitantes, ya no caben más niños. Las dos aulas están llenas, y cada curso se quedan sin poder satisfacer decenas de solicitudes de padres interesados en que sus hijos acudan a este centro en concreto. Y no, no son la mayoría vecinos de Llaurí, sino de municipios cercanos como Alzira o Sueca.
La razón del éxito hay que buscarla en la directora del centro, Noemí Córdoba, con su forma de entender la educación a esas edades tempranas y por iniciativas como la de que los niños pequeños aprendan a expresarse en lengua de signos, y que tiene que ver con el hecho de que las instalaciones infantiles están ubicadas en el mismo edificio que el centro de estimulación temprana municipal, donde ayudan a niños con algún trastorno o con dificultades en el aprendizaje. "Pensé que podíamos enseñar a los niños de la escuela infantil algunos signos para trabajar la inclusión, que acepten con normalidad que hay niños con los que tienen que comunicarse de otra forma", explica Noelia.
Una iniciativa que tenía que ver con aceptar a niños con dificultades se ha convertido, sin embargo, en un método que les permite comunicarse cuando todavía no saben hablar. "Hay un periodo, que suele ir desde antes del año hasta los dos años, en que se frustran mucho porque no están preparados para el lenguaje pero necesitan comunicarse". En Llaurí aprenden cómo se dice agua, dormir, pañal, bañar o comer, además de algún alimento o animal presente en su día a día.
La pregunta más frecuente entre los padres es si el hecho de aprender a comunicarse en lengua de signos les retrasa el habla. "Todo lo contrario. Nosotros decimos la palabra al mismo tiempo que el signo, y ellos lo integran. Es más, aprenden a hablar antes".
La iniciativa que puso en marcha Noelia y su equipo, Jessyca Marco y Erika Ochoa, en Llaurí tenía que ver con la inclusión de menores con alguna discapacidad, pero en realidad hay estudios científicos que ya han demostrado en que enseñar lengua de signos a los bebés tiene beneficios para los menores a partir de los nueve meses. Lo saben en Estados Unidos, donde desde los años ochenta se creó el método 'baby sign'. En España, la educadora infantil Ruth Cañadas, intérprete de lengua de signos, ha escrito dos libros, 'Manos que cuentan' y 'Lengua de signos para bebés' y lleva años hablando de las ventajas de enseñarla a los niños.
Según el neuropediatra Álvaro Bilbao, permite desarrollar antes el habla, que su desarrollo intelectual sea mayor, evitar las frustraciones y desarrollar un apego más seguro, porque sus necesidades quedan satisfechas. Bilbao recomienda enseñar palabras como 'teta', 'biberón', 'comida', 'no quiero más', 'dormir', 'salir a la calle', 'jugar'... porque esas son las demandas más habituales de los niños a esas tempranas edades.