«¿Qué somos? ¡Malas madres!», el grito de 300 mujeres en Valencia

Sale tras las bambalinas Laura Baena, presidenta del Club de Malas Madres, y el público que abarrota el salón de actos del complejo La Petxina de Valencia se viene abajo. «¿Qué somos?», grita Laura, y la gente, con una abrumadora mayoría de mujeres, contesta: «¡malas madres!». «¿Y qué queremos?», sigue Laura, creativa de profesión, que domina el escenario como nadie. «¡Fiesta!», responden más de 300 mujeres. Entre ellas Susana, 36 años, dos hijas, la pequeña una bebé a la que amamanta mientras explica que le encanta Laura y el movimiento que representa, porque se siente muy identificada, porque se quedó sin trabajo, porque luego llegaron las niñas y, sí, «se puede decir que, de alguna manera, he renunciado».

Es la primera vez que Malas Madres visita Valencia en un tour que recorre varias ciudades y que comenzó antes de pandemia. A las puertas de la Petxina, bajo un sol de justicia y media hora antes de que empiece un evento que se alargará durante más de dos horas, decenas de madres hacen cola. El objetivo que siempre se marcó Laura es hacer llegar, a través del humor, un mensaje muy reconocible, una reivindicación que cualquier madre firma, la de que la conciliación no existe; que las mujeres, cuando tienen hijos, se ven obligadas a renunciar a una carrera profesional; que «hemos pasado de la madre abnegada a una superwoman que no es real y que sólo crea frustraciones y culpa», explica Laura a LAS PROVINCIAS antes de empezar un evento que tenía muchas ganas de poder reprogramar, ya que se tuvo que cancelar por la pandemia.

Laura Baena, que creó hace siete años el movimiento Malas Madres, ha conseguido sentarse con los partidos políticos para que escuchen sus reivindicaciones y hagan suyas sus reivindicaciones y el de un colectivo que sólo en Instagram suma más de un millón de seguidores. Por ejemplo, la demanda de los permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles para corresponsabilizar a los hombres en el cuidado de los hijos. Además, ha corrido una carrera por la conciliación con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su lado, y ha contado su historia, la de su familia y su experiencia como madre de tres hijas, para que otras madres se sientan identificadas.

En el evento de Valencia se rodeó de influencers valencianos que, como ella, han hablado sin tapujos de la maternidad y la crianza en redes, como el psicólogo Alberto Soler, Verónica Sánchez (Oh Mami Blue en redes), la creadora de contenidos Alejandra Martínez. Junto a la directora de comunicación corporativa de DKV, Patricia Sánchez, empresa que patrocina este tour, hablaron de la situación actual de la conciliación y la corresponsabilidad. «A los hombres se les educa para pensar en ellos mismos y cuando se convierten en padres lo tienen más fácil para cuidarse a las mujeres hay que empujarlas», reconoció Alberto Soler.

Rozalén puso el broche de oro a este evento con la interpretación de una canción compuesta expresamente para el movimiento de Malas Madres, y que Laura Baena le pidió. «Hay mucho de autocuidado, de dedicarse tiempo, de saber decir que no. Yo no soy madre, pero sé que todas se sienten muy juzgadas por cómo crían a sus hijos», explicó a LAS PROVINCIAS antes de subir al escenario a interpretar 'Yo no renuncio', una canción que se ha convertido ya en un himno.

Laura Baena ha conseguido algo muy complicado, y es poner en común a las mujeres que se convierten en madres, porque la realidad es que es un movimiento muy dispar por las distintas formas de crianza, muchas veces confrontadas entre sí. «Yo misma he sido tres madres distintas con mis tres hijas, según las diferentes circunstancias», explica.

En el escenario no tiene problema en enseñar un dibujo que hizo su hija mediana, Carla, cómo dibujaba en pequeño y alejada del grupo familiar a Luchi, la pequeña, «porque tenía muchos celos», y las madres sienten que no tiene Laura una familia perfecta como las que a veces nos muestran en las redes sociales y que tantas frustraciones generan. Esa realidad que conecta tan bien con las ganas de encerrarse en el baño que todas han tenido en algún momento para «huir, aunque sea unos minutitos».

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