Una pareja de turistas con un carro de bebé por la plaza del Ayuntamiento. iván arlandis

El truco perfecto para que los niños se diviertan haciendo turismo en una ciudad

menudos ·

Escuchar «me aburro», «¿cuándo nos vamos?» o «estoy cansado» es muy habitual en las visitas culturales, pero un padre ha encontrado una solución para que su hija de cuatro años disfrute de un recorrido por Roma, París o Londres

Jueves, 14 de julio 2022, 01:34

Las tradiciones familiares son en la serie 'This is us' (Amazon Prime) un hilo conductor que va entrelazando a los miembros de la familia protagonista ... de la historia a lo largo de los años y que les mantiene unidos pese a los problemas que van surgiendo. Esas costumbres pueden ser cosas sencillas, como ver juntos Loca Academia de Policía 3 el día de Acción de Gracias, como hace la familia Pearson, protagonistas de la serie. Aunque esa película no sea su preferida.

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¿Por qué lo hacen? Esas tradiciones dan seguridad a los niños cuando son pequeños y se anclan en su identidad cuando son grandes, así que si queremos que nuestros hijos hereden alguna afición, como la de viajar, pensemos en incorporarla a nuestros hábitos familiares. Dicen que un viajero no nace, se hace, y que el ejercicio de descubrir nuevos lugares y culturas diferentes amplía el foco y elimina prejuicios. «Todos sabemos que son esponjas y si, desde pequeños, aprenden a valorar la diversidad cultural estaremos creando una sociedad mucho más tolerante», explica @priticante, un padre que escribió hace unos días un tuit sobre cómo viajar con niños que se ha hecho viral.

La realidad es que no es fácil viajar con niños a no ser que les llevemos a un parque de atracciones, así que muchas veces hay que tirar de imaginación y mucha paciencia para conseguir que los pequeños se diviertan y no conviertan un viaje soñado en una pesadilla con una letanía de comentarios tipo: «me aburro», «¿cuándo nos vamos?» o «estoy cansado». ¿Qué podemos hacer, por ejemplo, si vamos a visitar una ciudad?

@priticante explica cuáles son sus trucos para viajar con una niña de cuatro años. «Nosotros dejamos en nuestro buzón un cuaderno de aventuras y le decimos que lo ha enviado el alcalde de la ciudad a la que vamos (en este caso era Roma)». Comienza con una carta donde dice: «Hola, Lucía, me han contado que eres una gran aventurera y una magnífica exploradora. Eso está bien porque necesitamos la ayuda de muchos niños para superar unas pruebas muy misteriosas. Aquí te mando todas las pruebas que tienes que realizar, espero que nos puedas ayudar. No dudes en pedir ayuda a tus papás. Por cierto, si nos ayudas te mandaremos un regalo a tu casa, pero no te puedo decir lo que es porque es una sorpresa».

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Este padre, que además es enfermero, explica que la clave está en «relacionar las pruebas con el itinerario que tengamos previsto hacer». Por ejemplo, una de las hojas del cuaderno está destinada a explicar, con unas palabras adaptadas a su edad, que en Roma está la casa del Papa, y que allí tiene que buscar una estatua donde hay una Virgen con Jesús en brazos. Además, hay un reto para lanzar unas monedas en una fuente, para encontrar un edificio con un ojo en el techo o para descubrir el lugar donde luchaban los gladiadores. «Hay que combinarlas además con otras más divertidas, como comerse un helado o comer una pizza», pero siempre convertidas en retos y misiones, lo que hace que el viaje se convierta en un juego divertido. «Tenemos libros de pruebas de Londres, París y varios destinos nacionales», asegura.

Cuenta además que desde que nació su hija tuvieron claro que a partir de ese momento querían disfrutar como familia de aquellas cosas que les gustaban, como viajar, y que los años más difíciles sin duda son los primeros. «Cuando ganan autonomía (andar, hablar, comer como un adulto…) las cosas resultan más fáciles». Es cierto que son mucho más sencillos los viajes de naturaleza y playa, donde los niños pueden encontrar un entorno más amable y numerosas fuentes de diversión. Así que cuando esta familia planeó el primer viaje enteramente cultural, sabían que iba a ser un reto, y que al mismo tiempo tenían claro que «debíamos disfrutar todos». Estuvo viendo algunas de las guías interactivas turísticas propuestas por algunos ayuntamientos, pero siempre me encontraba con el mismo problema, que estaban más enfocadas a enseñar todos los datos posibles de la localidad en vez de dirigirse al disfrute de los niños».

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Y para conseguir que un niño se divierta en un viaje de este tipo, «la cultura debe de estar a su altura y no al revés, adaptar los contenidos a la edad». ¿Cómo? Cuando son pequeños y no saben leer los dibujos son muy importantes, y los apuntes culturales deben ser pequeñas cápsulas que despierten su curiosidad, donde además debemos incluir retos pensados exclusivamente para ellos, como comer un helado o visitar un parque. En el caso de niños que ya saben leer se pueden ampliar los apuntes culturales e incluir pasatiempos (sopa de letras, buscar las diferencias…). Y en el caso de los adolescentes se puede realizar la guía en base a lo que estudian en el cole, pero siempre aportando un aspecto más desenfadado, con curiosidades, mostrando el lado divertido de la cultura», explica a LAS PROVINCIAS. En cuanto a los destinos, no importa tanto porque la cultura forma parte de todos los pueblos y ciudades del mundo. «No debemos excluir la cultura de la educación de nuestros hijos aduciendo que ellos no la van a entender. Son mucho más inteligentes de lo que creemos y tienen ganas de aprender a cada momento. Sólo necesitan que les pongamos la cultura a su altura».

Esta familia se encuentra con el hándicap de que su hija es celíaca. «Requiere un trabajo extra, pero nunca ha supuesto para nosotros un impedimento a la hora de viajar. Ahora, es cierto que hay destinos que nos lo ponen más difícil».

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