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Maje. Ni María Jesús ni Salva, el asesino confeso, ni ningún otro nombre fue pronunciado tantas veces ayer en la Ciudad de la Justicia de Valencia. Estaba en boca de todos. Periodistas, funcionarios, abogados, guardias civiles y hasta detenidos mencionaron a la viuda en sus comentarios sobre el juicio. La joven acusada de planificar el asesinato de su marido fue el centro de todas las miradas en la sala Tirant lo Blanch. El reloj marcaba las 14:23 horas cuando comenzó la audiencia pública, el principio de publicidad de uno de los casos criminales más mediáticos de los últimos años en España.
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Cinco horas antes, decenas de periodistas, fotógrafos y operadores de cámara de una treintena de medios de comunicación habían comenzado a recoger sus acreditaciones para cubrir las 13 sesiones previstas del juicio. Maje entró primero en la sala. Llevaba las manos esposadas. Dos policías le acompañaron hasta su asiento junto a sus abogados Alicia Andújar y Javier Boix. Un impresionante silencio permitió escuchar hasta el golpeo de los tacones de sus botines marrones en cada uno de sus pasos.
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Un minuto más tarde accedió Salva, también con las manos engrilletadas, y se sentó al lado de María Julita Martínez, la letrada que ejerce su defensa desde el día de su detención. Entre los dos acusados había unos seis metros de distancia y cuatro abogados sentados, por lo que no podían verse.
Tras la elección de los nueve miembros del jurado, cinco mujeres y cuatro hombres, los procesados escucharon la lectura de los escritos de acusación y defensa sin apenas dirigirse la mirada. Salva estaba más cabizbajo. Maje mantenía una postura más erguida y dirigió alguna mirada furtiva al tribunal y a los miembros del jurado. Fueron más de 20 minutos de atenta escucha con muy pocas interrupciones para que las partes pudieran exponer luego sus alegatos, explicar el contenido de sus calificaciones y hacer el primer guiño al jurado.
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Las peticiones de pena de 18 y 22 años de cárcel para Salva y Maje, respectivamente, no parecían perturbar el ánimo de los procesados. Las mascarillas tapaban sus rostros cariacontecidos tras las graves acusaciones que escucharon: plan criminal, acuchillamiento de la víctima de forma sorpresiva y asesinato.
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«Este crimen no habría existido sin la acusada. Ella dominaba el plan criminal», afirmó el fiscal Vicente Devesa en su alegato. Antes de detallar todas las pruebas que incriminan a la viuda, el representante del Ministerio Público mostró su confianza en los miembros de jurado.
El abogado que ejerce la acusación particular, el letrado Miguel Ferrer, centró también su intervención en el plan criminal que Maje y Salva concertaron para acabar con la vida de Antonio, y recordó cómo mentía a sus amantes y llevaba una doble vida de viuda afligida y mujer joven que mantenía relaciones sexuales con varios hombres. Ferrer coincidió con el fiscal en el «móvil económico» de este asesinato y la intención de la acusada de librarse de su marido.
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Según las acusaciones, Maje decidió acabar con la vida de su esposo para vivir más holgada con los bienes heredados, la pensión de viudedad y el cobro de dos seguros de vida. En junio de 2017, la joven pidió a uno de sus amantes (Salva) que matara a Antonio tras hacerle creer que su marido la maltrataba. El acusado aceptó y juntos planificaron el asesinato.
Tras un receso de una hora y media para comer, el juicio se reanudó sobre las cinco de la tarde con el turno de palabra para la abogada María Julita Martínez. La letrada pidió la absolución de Salva tras recordar que confesó el crimen y alegó que era como «una marioneta en manos de su amante», quien era consciente del poder de atracción que tenía sobre él, y lo utilizó en su propio beneficio como un lacayo para engañarle, manipularle y conseguir que hiciera cualquier cosa por ella, según la defensa del asesino confeso.
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El catedrático de Derecho Penal Javier Boix realizó el último alegato de la tarde para pedir también la absolución de su cliente. El abogado de Maje lamentó el juicio paralelo y criticó a la policía y los medios de comunicación por hacer valoraciones sobre la vida sexual de la acusada, así como las filtraciones de datos de la investigación. Boix recordó que no se había tomado ninguna medida pese las 15 denuncias que había presentado por este último motivo.
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LP.ES Arturo Checa Javier Martínez
«Depredadora sexual, Mata Hari, manipuladora, mentirosa y viuda negra son algunos de los términos con los que los medios de comunicación se han referido a la acusada, y eso no lo hubieran hecho si fuese un hombre», manifestó Boix. «Se han acumulado filtraciones que han dañando la imagen de María Jesús. Si es por los juicios paralelos y morales ya estaría condenada», añadió el letrado, que pidió al jurado que valoren sólo las pruebas y «no caigan en la trampa moral y sexual».
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El abogado de Maje solicitó la suspensión del juicio para tener más tiempo para estudiar y rebatir un informe psicológico sobre Salva, que ayer fue incluido como prueba, o bien que su defendida declarara después de conocer el resultado de esta pericial y los demás testimonios. El fiscal no se opuso mientras que la acusación particular mostró su rechazo al alegar que la prueba ya fue aprobada en su día y la defensa tendría suficiente tiempo para estudiarla. El presidente del tribunal rechazó la suspensión y aceptó posponer las declaraciones de los presuntos asesinos para después de que se expongan todas las pruebas periciales y testificales.
Más información del caso Maje
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