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Maje y Antonio (hombre asesinado en Patraix). LP
Maje: «Un día saldré, seré una chica nueva y mejoraré»

Maje: «Un día saldré, seré una chica nueva y mejoraré»

La viuda negra de Patraix afirma en una entrevista clínica que intenta olvidar en la cárcel a las personas que le han hecho mal

Javier Martínez

Valencia

Jueves, 18 de octubre 2018, 11:57

La mujer detenida y encarcelada como presunta coautora del asesinato de su marido, Maje M. C., de 28 años, lamenta ahora sus infidelidades durante el matrimonio y se culpa de «no haber tenido fuerza» para divorciarse del ingeniero Antonio Navarro, la víctima del crimen. La joven reclusa realizó estas confesiones a un forense durante una entrevista clínica en los calabozos de la Ciudad de la Justicia de Valencia.

Sobre su situación actual en la prisión de Picassent, Maje afirmó que suele dormir cuatro horas al día y que no toma medicación. La viuda manifestó que intenta olvidar a las personas que le han hecho mal sin precisar quiénes son, y de su futuro dijo: «Un día saldré, seré una chica nueva y mejoraré». Como ya informó ayer LAS PROVINCIAS, dos forenses expertos en psiquiatría reconocieron a la joven y a Salvador R. L., el autor confeso del asesinato, para elaborar sendos informe psiquiátricos solicitados por el fiscal.

Salvador, el asesino confeso de Antonio. LP

Cuando le preguntaron sobre sus diferentes declaraciones ante la policía y el juzgado, Maje aseveró que «estaba muy nerviosa» tras su detención y entonces dijo «lo primero que le vino a la cabeza», según la transcripción realizada por el perito del Instituto de Medicinal Legal de Valencia. La joven confesó ante la policía que participó en la planificación del crimen, aunque luego precisó que creía que Salvador no era capaz de matar a Antonio, sino que le daría un susto.

Dos días después, la viuda declaró en el juzgado que no planeó con su amante el asesinato, y matizó que había reconocido su implicación en los hechos criminales, porque no había entendido la pregunta que le hizo la inspectora jefa del Grupo de Homicidios. Tras estas declaraciones tan diferentes, el fiscal solicitó al magistrado instructor de la causa que ordenara un careo entre Maje y Salvador.

El 16 de febrero de este año, los amantes fueron trasladados ante el juez, pero se negaron a participar en la diligencia de investigación y no contestaron a las preguntas que les hicieron. Apenas se miraron y no se dirigieron la palabra durante los cerca de 50 minutos que permanecieron en la sala mientras el secretario judicial les leía sus contradictorias declaraciones. Los dos presuntos asesinos se acogieron a su derecho a no declarar y siguieron la estrategia que les marcaron sus abogados, aunque Salvador ya había incriminado a la viuda en su primera declaración ante la policía cuando manifestó que ella le había preguntado cómo iba a cometer el crimen.

Días después del careo frustrado, Maje y Salvador sí que hicieron comentarios sobre los hechos investigados cuando dialogaron con los forenses en las entrevistas clínicas. El asesino confeso del ingeniero cambió su versión al aseverar que no hubo una gestación del crimen, como ya había mantenido ante el juez tras recibir asistencia letrada, y mostró su malestar porque le impiden hablar con la viuda en prisión. Ella asumió parte de su culpa por el encubrimiento del asesinato, pero añadió que no tiene nada que ver «con lo que pasó». Según la reclusa, «lo que hizo Salvador no fue por amor», porque su amante sabía que no estarían juntos como pareja.

Él estaba enamorado de Maje, pero ella aseguró que lo veía «como una figura paternalista». La joven mostró un estado de ánimo sereno, aunque lloró en algunos momentos y los psiquiatras apreciaron «una leve incongruencia afectiva» durante los reconocimientos. Aún así, la viuda logró establecer «una relación armoniosa con los entrevistadores», según reflejaron por escrito los peritos. Respecto a su memoria, el informe afirma que es buena tanto la inmediata como la reciente y la remota, ya que la reclusa aportó con seguridad datos biográficos.

Maje manifestó que su juventud estuvo marcada por «el sentimiento de que no estaba viviendo la vida», porque «no podía tener una aventura con un chico» ni tenía buenas amigas para contarle sus intimidades, como hacían otras jóvenes de su edad. Explicó que sus padres eran muy estrictos y no le dejaban acudir a fiestas de cumpleaños de amigas ajenas a la orden religiosa a la que pertenece su familia.

Salvador también estuvo atento y cordial con los forenses, pero mostró «una distante frialdad» en sus referencias a los hechos criminales que cometió, según el informe psiquiátrico. El recluso reconoció que su abogada le había aconsejado que no hablara en las entrevistas clínicas sobre el crimen que perpetró el 16 de agosto de 2017 en un garaje de Patraix.

Un jurado popular decidirá si la viuda y su amante son culpables de asesinato. Salvador confesó que mató a cuchilladas al marido de Maje, pero dio vagas explicaciones sobre el motivo. Tras ser detenido por agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional, el hombre aseguró que no tenía inquina contra la víctima.

El sumario de la Operación Viuda Negra, nombre elegido por los investigadores, desvela que Maje «aprovechó el amor incondicional de Salvador para sus fines» criminales. Según las escuchas telefónicas y la investigación, la joven «participó de forma activa en la planificación y ejecución del asesinato» tras facilitar a su amante los horarios de su marido y la llave del garaje.

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