![Parricidios en la Comunitat Valenciana | Más de 800 padres sufren cada año agresiones de sus hijos en la Comunitat](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202205/25/media/cortadas/efe-RHQyo0dBLdxWVFlMJDtdp0M-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Elche se sumió en el drama el pasado 11 de febrero. Un adolescente acabó a disparos con la vida de sus padres y de su hermano pequeño. Fue su reacción después de que le privaran de la videoconsola porque su rendimiento escolar había comenzado ... a bajar.
Es la punta extrema y visible de un problema, el de la violencia de hijos a padres, que está a la orden del día. Según los expertos va a más, urge soluciones y desde este jueves 26 de mayo reúne en Valencia a más de 200 conocedores de la materia en el III Congreso Nacional de Violencia Filio-Parental. Se celebra en La Nau y lo abre la rectora de la Universitat de Valencia (UV) Mavi Mestre.
Organizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filio-Parental (SEVIFIP), destaca en su arranque una cifra: la Fiscalía abrió 830 expedientes en 2020 en la Comunitat por delitos relacionados con esta conducta. Somos la segunda región del país con mayor incidencia en esta clase de violencia sólo superada por Andalucía. De estos casos investigados, 478 se produjeron en Valencia, 302 en Alicante y 50 en Castellón.
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La evolución del problema en la región muestra un estancamiento. En 2018 fueron 832 los casos registrados. Un año después, se elevaron a 837 y, en el año de la pandemia, en pleno confinamiento, fueron 830.
La Fundación Amigó ha desarrollado un proyecto de investigación para conocer el perfil de las personas que se ven envueltas por este tipo de violencia. Según la entidad, la edad media de los hijos agresivos con sus padres es de 15 años, mientras que la edad de los progenitores que sufren los casos es de 46.
La edad más crítica entre los jóvenes es la comprendida entre los 12 y los 18 años. En esta franja se concentran un 71% de los casos registrados. Los chicos copan un 63% de las agresiones, mientras que las chicas aparecen en un 37%.
La disminución del rendimiento escolar, como sucedió en el doloroso caso de Elche, aparece como el detonante principal de la violencia de hijos contra padres. Está presente en tres de cada cuatro conflictos, según el estudió de la Fundación Amigó.
Los analistas de la entidad han apreciado que casi dos de cada diez jóvenes violentos con sus padres había sufrido algún tipo de acoso escolar. Pero lo que está muy claro es el papel que juegan las drogas, pues casi un 65% de los jóvenes agresivos con sus padres presentan algún tipo de adicción. Y un 40% de ellos han sido testigos de algún tipo de violencia, sin que especifique el estudio si se refiere a malos tratos entre sus padres o en otros ámbitos.
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Pedro, de 56 años, y Laura, de 54, se han volcado siempre por intentar hacer de sus dos hijos unas buenas personas. Con la misma educación, valores y hogar. Lo consiguieron con la mayor, una joven de 25 años que ya tiene trabajo y está independizada. Pero con el pequeño, que acaba de alcanzar la mayoría de edad, han tenido que lidiar con violencia, destrozos, ingresos en centros de menores o problemas con las drogas… «Todavía seguimos luchando», resume su padre.
A la memoria de Pedro regresan esas primeras señales de alarma, en plena infancia: «Para ir a mi pueblo podías ir por la carretera o por un camino. Si cogías la opción que no le satisfacía tenía muchas rabietas. Ya con 6 o 7 años tenía que ser lo que él quería o te la montaba».
A partir de los 10 llegaron las dificultades en el colegio. Así lo recuerda su progenitor: «Era rebelde y problemático. Pero quedó marcado y ya, pasara lo que pasara, la culpa era siempre de él. Una psicóloga lo diagnosticó con un trastorno desafiante negativista».
Cambiaron al niño a un centro concertado, pero no hubo manera. Los problemas persistieron. «Un verano estaba yo trabajando fuera. Mi mujer llegó a casa de trabajar y él no estaba. Había empezado ya con las malas compañías y la marihuana». El peligroso tonteo con las drogas, en plena adolescencia.
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Comenzó a partir de ahí un largo periplo entre psicólogos y psiquiatras, con diagnósticos y tratamientos cambiantes que no han logrado hasta la fecha dar con la clave de su problema y su violencia. «Dijeron unos que tenía el trastorno de déficit de atención e hiperactividad, otros que no… Hubo medicaciones que más que arreglar hacían que las cosas fueran peor, otras que sencillamente lo dejaban dormido y babeando…». Los padres navegaban en un mar de incertezas.
Mientras, la violencia se adueñaba de su hogar: «Con 13 años ya nos rompía la televisión si no le dábamos dinero. O tiraba tomates contra las paredes, arrancaba las cortinas…». De los daños materiales pasó a la agresión física a quienes más le quieren. «Eran golpes a mi mujer y a mí. Nos hemos visto varias veces intentando reducirlo entre puñetazos y patadas. A esa edad aún lo lograba. Ahora ya es más difícil».
Fueron días muy amargos, «de romper todo lo que hay en casa, robarme… En ningún momento pensamos que nos podía matar, porque nunca ha cogido un cuchillo. Pero sí nos ha hecho mucho daño con sus puñetazos, patadas y constante conducta destructiva. Se habrá cargado ya cinco o seis televisores de 45 pulgadas», pone el padre como ejemplo.
La violencia que desataba ante su familia dio también el salto a la calle. «Le dio por romper los retrovisores de coches y acabó interviniendo la Policía Local. Cuando lo llevábamos al psiquiatra, le montaba el pollo. Ningún profesional lograba sacarlo adelante».
Según los organizadores, el evento que arranca este jueves nace con varios objetivos. Por un lado, «ofrecer la formación y las herramientas necesarias para que profesionales puedan adquirir competencias y ampliar conocimientos en torno al fenómeno». También se pretende «favorecer el encuentro entre profesionales especializados en violencia filio-parental y ofrecer un marco de estudio, análisis y reflexión».
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María José Ridaura es vicepresidenta de SEVIFIP y psicóloga de la Fundación Amigó. «En la actualidad este problema está muy presente en nuestra sociedad. Es momento de pararse y reflexionar». Por un lado, en todo lo que se ha conseguido en el estudio, descripción, evaluación y abordaje del problema. Y también plantearnos nuevos retos de futuro: qué queda por hacer, qué hay que mejorar y con qué dificultades seguimos encontrándonos».
El congreso se abre con las intervenciones de Mavi Mestre, rectora de la Universitat de València y, Roberto Pereira, presidente de honor de SEVIFIP. Seguirán reconocidos profesionales en el ámbito del problema.
Según la Memoria de la Fiscalía General del Estado, los expedientes abiertos a jóvenes por violencia filio-parental se situaron durante 2020 (último año en el que hay datos publicados) en 4.699 expedientes en toda España.
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