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Agarrarse a un clavo ardiendo es lo que ha tenido que hacer la asociación de vecinos AVEGAS para poner el foco en el mal estado ... del bulevar ajardinado de la avenida Blasco Ibáñez. Aprovechando el 95 aniversario de la muerte del escritor, pidió este jueves que actúe con urgencia en una serie de mejoras en el tramo más antiguo, desde Viveros hasta la avenida Aragón.
«Los vecinos del barrio de Ciutat Universitaria somos conscientes de que algunos ejemplares arbóreos han desaparecido afectados por enfermedades, vejez o debido a accidentes meteorológicos, sabemos que el deterioro del jardín viene de hace muchos años, pero afortunadamente todavía hay árboles de gran belleza que merecen ser cuidados con mimo», indicó la presidenta vecinal, Carmina del Río.
Por esta razón, coincidiendo con los «diversos actos organizados para conmemorar el 95 aniversario del fallecimiento de Vicente Blasco Ibáñez en nuestra ciudad, la asociación de vecinos AVEGAS solicita al Ayuntamiento aproveche tan merecido homenaje, para incluir entre las diversas actuaciones a desarrollar el proyecto de rehabilitación del bulevar de Blasco Ibáñez».
Falta de vegetación, bordillos rotos, un banco destrozado, pavimento sucio que necesita con urgencia la renovación de la primera capa de tierra o setos en mal estado. Un paseo por el bulevar constata el incivismo del botellón y directamente el vandalismo, así como la urgencia de una plantación de arbolado y de vegetación de todo tipo.
Del Río, exconcejala socialista en Valencia, defendió el valor del bulevar, diseñado «a conciencia, con los árboles dispuestos según tienen la hoja caduca o perenne», por lo que demandó que el proyecto de intervención respete ese tipo de cuestiones, sin introducir grandes cambios.
«El Jardín de Blasco Ibáñez se proyectó a finales del siglo XIX y en su momento fue diseñado como un paseo ajardinado, una singular vía urbana de gran belleza que pasó a formar parte de los denominados jardines históricos de la ciudad», dijo.
Recordó que en 1951 se proyectó el nuevo jardín y se incluyeron ejemplares de hoja caduca en los bordes exteriores de la zona ajardinada, tales como plátanos, olmos, chopos blancos, cinamomos, arces y jacarandas. «Mientras que para el interior del jardín, se plantaron árboles de hoja perenne como el cedro del Líbano, diversos tipos de pinos, magnolios, árboles de botella y varias palmeras», enumeró.
Se conservan dos fuentes de piedra de taza redonda junto a bancos de piedra que contrastan con otros de madera, «más feos y peor conservados», criticó la entidad vecinal, para añadir que la zona central de cada uno de los tramos «debería estar formada por cuadros enmarcados con setos de murta, aligustre o ciprés».
Del Río comentó que en el interior de dichos cuadros originalmente se plantaron arbustos de flor tales como los «hibiscus, adelfas, rosales y las maravillosas aves del paraíso. Lamentablemente ya no lucen flores en este jardín. Recientemente se han plantado algunas araucarias en algunos de esos lugares donde hace años había arbustos en flor. El estado de conservación de los setos es muy deficiente, quedan trozos aislados que a duras penas recuerdan lo que debió de existir».
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