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El ruido, el botellón y los problemas de orden público derivados de ellos se han convertido en un sin vivir para los vecinos de Valencia. La cuestión de fondo es que ya no es cosa de un barrio o dos, se está extendiendo ... como una mancha de aceite.
Buena prueba de ello es que desde colectivos vecinales como Ciudad Jardín, plaza de Honduras, Benimaclet o Norman Bethune (antiguo Grupo Antonio Rueda) coinciden en señalar que la situación está incontrolable.
Precisamente la presidenta de la asociación de vecinos de Ciudad Jardín, Xelo Frigols, asegura ya angustiada que «en barrios como el nuestro, en la plaza del Cedro, y en la plaza de Honduras necesitamos ayuda urgente». Y añade que el problema es que «el botellón se va de las manos».
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Estos vecinos de Ciudad Jardín se encuentran en una situación tan desesperante, que afirman que «el miércoles nos vamos a reunir con la delegada del Gobierno. Queremos explicar lo que estamos sufriendo», dice Frigols. Detalla que «la plantilla de la Policía Local está bajo mínimos y queremos pedirle a la delegada del Gobierno refuerzo de la Policía Nacional».
A la hora de describir lo que están sufriendo, Xelo Frigols indica que «tenemos botellón, pero además está derivando en vandalismo e incluso hay bandas organizadas que están dedicándose a vender por la zona droga y alcohol en la calle».
Los vecinos de la zona del Cedro y Honduras explican que «teníamos gente entre 14 y 16 años bebiendo en la calle y estos dos últimos fines de semana se han sumado los estudiantes».
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En cuanto al vandalismo, en Ciudad Jardín afirman que «en agosto llegaron a quemar coches» y añaden que este fin de semana «han roto retrovisores y lunas de coches; han roto cristales de portales e incluso en la calle Explorador Andrés reventaron un portal y rompieron un ascensor y además orinan y vomitan tanto dentro de los portales como por toda las calles del barrio. Se ha perdido el respeto por todo».
Frigols advierte que «el problema ha llegado a tal extremo que comienzan a producirse peleas e incluso nos han dicho que hasta se han registrado intentos de violación».
Ante esta situación, la portavoz de Ciudad Jardín apunta que «estamos ya ante algo que es muy gordo y no puede ser que el Ayuntamiento de Valencia esté en silencio y no se solucione».
En la zona vecina de la plaza de Honduras, donde los residentes están también hartos del panorama, uno de los portavoces, Javier Soler, no duda en señalar que «el pasado fin de semana fue brutal. Nunca habíamos visto todo lo que ha ocurrido». Reconoce que «fue un botellón mucho más numeroso porque se unieron los universitarios». Y añade que «los locales que venden alcohol a bajo coste se están convirtiendo en un efecto llamada».
Según Soler, «tuvimos por las calles charangas tocando música por la noche, una fiesta en la zona del anfiteatro de Blasco Ibáñez y se ponen muy borrachos y luego se pegan».
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Los vecinos de la plaza de Honduras comentan que «estos días han roto retrovisores de coches. Te la juegas dejando el coche en la calle». Los residentes reconocen que se está yendo de las manos el tema «y sí hay presencia policial, pero a media noche se van y, a partir de entonces, sálvese quien pueda y llamas a la centralita y están colapsados. Es ya un problema de orden público», reconocen los afectados.
En Benimaclet, el portavoz Paco Guardeño, explica que «tras la eliminación del toque de queda, ya tenemos de nuevo el botellón». Describe que el lío empieza sobre la una de la madrugada «y están hasta las 3, las 4 o las 5. Beben sin medida, ponen la música de los altavoces muy alta». Añade que «ahora tenemos miedo de que esto se cronifique».
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En Norman Bethun (antiguo Grupo Antonio Rueda) afirman que tras las peleas de la semana fallera de septiembre, donde unos jóvenes agredieron a unos falleros, «pusieron policía. Ha durado dos semanas y volvemos a tener gente bebiendo a toda hora en la zona de las canchas. Hay mucha violencia en la zona y necesitamos ayuda».
En Benimàmet, Vicente Benlloch, vocal de la asociación de comerciantes, indica que «tuvimos vigilancia policial cuando hubo unos meses de robo, pero ahora de nuevo no tenemos vigilancia por la noche y por la mañana pasan patrullas, pero ya han robado material de obra a una constructora por 12.000 euros y hay hurtos en los comercios».
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