JUAN CARLOS VALLDECABRES
Martes, 6 de octubre 2020
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El terremoto popular por la falta de fichajes y la posibilidad incluso del entrenador de presentar la dimisión, empujaron ayer al presidente del Valencia, Anil Murthy, a dar la cara. Lo hizo, como en él está siendo habitual, prescindiendo de los periodistas. Podía haber emitido una carta abierta como hizo el pasado 14 de agosto, pero en esta ocasión se decantó por el formato al que más gusto le ha cogido en los últimos años Meriton: la autoentrevista. En su alegato de cinco minutos y medio, el presidente hizo un discurso más superficial que profundo en el que, por un lado, compartió el sentimiento de rabia que sienten los aficionados, justificando la situación al estar «bastante por encima del fair play» y, por otro, valoró las posibilidades que el Valencia actual tiene con Gracia en la dirección.
El guiño dándole valor al entrenador sirve de manera paralela para apaciguar de alguna forma el enfado del propio Gracia, que ha solicitado con el presidente un cara a cara formal en el que se exponga abiertamente qué se espera de él con el grupo que le han dejado. El técnico es el primero que se ha sentido de alguna manera ninguneado por cómo se ha gestionado la política deportiva desde que llegó. El enfado del entrenador era mayúsculo en la noche del lunes pero conforme han ido pasando las horas –y también tras verse con los jugadores– la sensación que hay es que Gracia va a seguir tirando del carro. Ayer por la tarde se citó con su agente en un hotel en Valencia, según recogió Marca.
«Empezamos esta temporada con un reto muy difícil, casi imposible. Han bajado los ingresos de 200 millones a 100 millones. Una diferencia de 100 millones es mucho dinero, pero teníamos dos objetivos muy claros: bajar el coste de la plantilla para solucionar esta diferencia de 100 millones y, al mismo tiempo, reforzar el equipo. Al final no hemos podido conseguir el primer objetivo de bajar lo suficiente el coste de la plantilla y hoy seguimos bastante por encima del fair play que tenemos. Y, sin poder conseguir el primer objetivo, era imposible añadir más coste a la plantilla», explica en primer término Murthy, frustrado también pero sin ningún apunte del que se pudiera extraer una autocrítica.
Ya se sabe que una de las cosas que más molestan en Singapur es que sus empleados aquí muestren alguna debilidad en la aplicación de su política, aunque sea en apariencia. A Layhoon, por ejemplo, le acabó pasando factura.
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«Entiendo –insiste el dirigente blanquinegro– la frustración de los aficionados, entiendo la frustración del entrenador, todos queríamos lo mismo, reforzar este equipo para mejorar su nivel, pero no ha podido ser porque no hemos podido bajar más el coste de la plantilla para traer refuerzos... La verdad es que no estamos satisfechos con la situación, no estamos satisfechos con el resultado final de este mercado, todos queríamos reforzar este equipo, pero en lugar de tomar decisiones populares decidimos ser responsables».
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No menciona en ningún momento Murthy cuál es el objetivo del Valencia en el presente ejercicio: a diferencia de otros discursos similares, esta vez ni una palabra ni de la Liga de Campeones ni tan siquiera de la Europa League. La primera aspiración siempre ha sido fundamental para Meriton, que la ha conseguido sólo en tres de sus seis proyectos. «Tenemos un equipo que ha demostrado que puede competir, ganamos a la Real Sociedad en su casa, estamos al principio de la temporada, hemos jugado cinco partidos, falta mucho, ahora es el momento de trabajar más y mejorar el rendimiento del equipo, ahora es el momento de estar todos juntos en esta situación para ir trabajando y peleando con mentalidad positiva para afrontar una temporada larga con una competición principal».
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Toca el presidente de una manera un tanto curiosa la salida de los Parejo, Coquelin, Rodrigo... a los que califica sin citarlos de «importantes» pero añadiendo como matiz un adverbio: «Teóricamente». Hay que recordar que en la carta abierta de agosto (la del 'gato escaldado del agua fría huye), el mensaje tenía mayor carga: «Algunos están envejeciendo y son propensos a sufrir lesiones».
Utiliza ahora la aparición forzada de los jóvenes para redondear su mensaje final: «Hemos sacado a algunos jugadores importantes del equipo, hemos debilitado el equipo teóricamente... Creo en este equipo, están trabajando muy bien con el entrenador, que también está trabajando con jóvenes que quieren pelear por el equipo. Creo que en este camino juntos vamos a ver muchas cosas positivas, tengo mucha confianza en el entrenador, que trabaja con los que quieren pelear por el escudo...».
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