Histórico rótulo, que se conserva en un nuevo comercio, de la tienda de Objetos de Arte Luis Viguer. IvÁN ARLANDIS

Luis Viguer, el vendedor de la luz de Sorolla

TIENDAS HISTÓRICAS DE VALENCIA ·

Las cartas entre el artista y el dueño de la tienda que durante más de un siglo sirvió Objetos de Bellas Artes descubren que el pintor compró en la calle Corretgeria los colores para su genial paleta

Laura Garcés

Valencia

Jueves, 8 de diciembre 2022

También puedes escuchar este artículo locutado por su autora, Laura Garcés:

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Violeta mineral, blanco de plata, marea 'Cambridge'... Sus colores. Y también lienzos para aquella paleta excepcional a cuyo propietario se le servía «siempre en clase primera».

Excmo. Sr. D. Joaquín Sorolla.

Madrid.

Muy Sr. mío y estimado amigo: Para V. y familia deseo mucha salud.

A su disposición tengo 5 tubos de violeta mineral, 1 marea 'Cambrige', si aun le interesa el referido color, haga el favor de indicármelo, que inmediatamente se lo remitiría donde usted me diga...».

Carta dirigida a Joaquín Sorolla desde el establecimiento Luis Viguer. LP

Con esas ... palabras respondía el 27 de agosto de 1918 Luis Viguer, impulsor de la firma que con su nombre vendía Objetos para Bellas Artes, ni más ni menos que a Joaquín Sorolla uno de los habituales pedidos que el artista realizaba aun encontrándose en Madrid, al establecimiento valenciano que abrió sus puertas a finales del siglo XIX en la emblemática calle Corretegeria, esquina con Juristas. El comercio, que compartió cerca de 125 años con el latido de la capital del Turia, se pinta ahora de actualidad a las puertas de 2023, cuando se va a conmemorar el centenario de la muerte del pintor en el marco del Año Sorolla.

Fragmento de una carta en la que se informa al artista de los colores a su disposición. LP

Hasta esa tienda que todavía hoy, por fortuna, muestra el rótulo de aquel nombre grabado sobre blanco en el artístico dintel de una puerta custodiada por la simulación de dos columnas de estilo clásico que conceden encantador empaque, le acerca hoy el viaje de LAS PROVINCIAS a las tiendas y los letreros con los que ha convivido la ciudad. Desde el pequeño mostrador de madera que albergaban las cuatro paredes de un pequeño gran comercio se sirvieron los colores con los que el genial creador valenciano pintó la luz, plasmó el azul del mar y el alegre colorido de las flores. Allí dirigía sus pasos el artista mientras estuvo en Valencia. Y a la misma firma solicitaba por carta los tubos y las telas que su obra requería cuando ya residía en Madrid, donde recibía los encargos con factura que la casa giraba en el entonces vigente idioma de las pesetas.

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Fachada de la histórica tienda en el edificio concebido por González Davó. iVÁN Arlandis

En 1886 «mi bisabuelo, Luis Viguer», como relata Luis Viguer Soler, inició su andadura comercial. El fundador del establecimiento, que hasta la primera década del siglo XXI mantuvo sus puertas abiertas como comercio de 'Objetos para Bellas Artes', había trabajado en Casa Nicolás, pero decidió establecerse por su propia cuenta regalando su nombre a una fachada de Corretgería. «Primero estuvo en el número 24, y luego pasó al 22», apunta Viguer Soler, sucesor de aquel emprendedor que rememora, además, que casi «como en un juego de números el cambio de lugar se hizo también entre los años 1922 y 1924».

Luis Viguer Soler, bisnieto del fundador muestra una de las cartas de Sorolla desde la tienda que hoy regenta en otro emplazamiento. IvÁN ARLANDIS

Sí. Allí, compraba Sorolla «los blancos, también colores, y lienzos», lo dice el bisnieto de aquel emprendedor y lo atestigua la correspondencia entre el artista y el comerciante en cartas de los primeros años del siglo XX. Todo quedó escrito a pluma sobre papel de alta calidad con ilustrado membrete de Luis Viguer, establecimiento que se publicitaba como vendedor de «colores finos, lienzos de varias clases, modelos, artículos para dibujo y material para pintura al óleo, acuerela, pastel». La carta pregonaba también su "Especialidad en colores" de la mano del prestigio de la marca Lefranc.

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Las misivas, que forman parte de la colección de la Casa Museo Sorolla y de las que Luis Viguer Soler muestra copias a LAS PROVINCIAS, dan cuenta de una relación profesional, pero también del trato personal que mantuvieron el servidor de colores y el maestro de la luz. En 1912 en uno de aquellos mensajes de papel en respuesta al pedido del artista, Luis Viguer indica haber facturado al domicilio de Sorolla «los lienzos» incluyendo la felicitación «por la distinción tan elevada como honrosa y merecida que recientemente le otorgó a V. la vecina República francesa».

Detalle del artesonado del techo y la vidriera de las puertas que conserva el nuevo negocio. Iván arlandis

La casa que acogió la emblemática tienda hasta la primera década del siglo XXI, pasando por cuatro generaciones Viguer, y que habla el idioma de emociones al óleo, confiesa con sus vivencias que fue escenario de arte tanto por su contenido como por su continente. También fue el paisaje que pasearon otros grandes artistas, ya fueran de los tiempos de Sorolla, como de vísperas del presente. Menciona Viguer Soler a creadores como «Pinazo, Lahuerta, Genovés o Miquel Navarro». Y no descarta el bisnieto que también los Benlliure pisaran el local.

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Detalle de un pedido de blancos con el precio en pesetas. LP

En ese espacio dedicado a ventas al que se accedía -y se accede- tras abrir puertas de madera pintada de verde con vidriera estañada de colores, bajo un bello techo de artesonado, sonaron las voces de intelectuales y creadores de la capital que se reunían en tertulia al calor de un comercio con gran estilo y personalidad. Lo acerca Viguer Soler a la conversación en las inmediaciones del histórico local al que basta acercarse al escaparate que hoy conserva y pegar la mirada en el cristal para descubrir la riqueza social y cultural que sirvió la firma.

Detale de la decoración del techo. IVÁN ARLANDIS

La tienda ocupó el bajo de un edificio concebido «por el arquitecto Gómez Davó, que tiene otras obras importantes en la ciudad». Se descubre entonces al autor de La Cigüeña o la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Valencia de la plaza de Obispo Amigó, entre otras grandes construcciones que salpican las calles de Valencia. No era para menos, pues, que hoy se encuentre «protegido el rótulo, pero no sólo. También todo el edificio», apunta nuestro cicerone.

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Y la buena fortuna quiso que la vida del espacio continuara tras el cierre de Luis Viguer para acoger una nueva firma, la de Satwa, un comercio dedicado a la venta de papeles sobre los que quién sabe si algún día un artista, como en su momento, lo hizo Sorolla, escribirá una carta que con el paso de los años pruebe que las tiendas son mucho más que tiendas.

 

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