La Guardia Civil está reconstruyendo los graves hechos ocurridos en el tren afectado por el incendio de Bejís tras tomar declaración a la maquinista y a los pasajeros que resultaron heridos cuando bajaron del convoy para huir de las llamas.
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Los agentes del ... Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Burriana han recibido también los datos del registrador jurídico (caja negra) del tren con las conversaciones que la conductora de Renfe mantuvo con el operador del Centro de Regulación de la Circulación de Adif.
Tras recabar la información técnica y los testimonios de los heridos, los investigadores realizarán un informe para remitirlo al juzgado de Segorbe, que todavía no ha abierto ninguna causa. El análisis de los datos de la caja negra ha constatado que el tren estuvo parado 21 minutos muy cerca de las llamas, concretamente entre las 17:54 y las 18:15 horas del 16 de agosto. Como ya informó LAS PROVINCIAS, durante ese tiempo se vivieron momentos de pánico en los tres vagones del convoy, ya que algunos pasajeros no escucharon a la maquinista cuando dijo que iba a iniciar la maniobra de retroceso desde la cabina trasera del tren.
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Según fuentes de Renfe y del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), la maquinista informó a los pasajeros de que iba a la cabina trasera del convoy para emprender la marcha y regresar a la estación de Caudiel, pero todo parece indicar que algunos viajeros no escucharon las explicaciones de la conductora de Renfe y otros, aunque tenían conocimiento de la maniobra de retroceso, decidieron accionar las palancas de emergencia para abrir las puertas de los vagones y huir por las vías.
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Fueron momentos de gran tensión y nerviosismo en los que los pasajeros no sabían qué hacer. El dilema era aguardar en el tren o salir por la puerta de la cabina, como hicieron una veintena de personas que temieron por sus vidas.
Los datos de la caja negra indican también que la maquinista tardó cuatro minutos en desconectar el panel de conducción de la cabina delantera, atravesar los tres vagones y preparar el inicio de la marcha desde la cabina trasera. Sin embargo, no pudo comenzar la maniobra de retroceso porque las palancas accionadas por los pasajeros habían activado el sistema de frenado de emergencia. Esto retrasó aún más la operación de salvamento, porque la conductora de Renfe «tuvo que revisar las palancas de las puertas para rearmar otra vez el tren», afirman fuentes del Sindicato Ferroviario.
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Además, la maquinista también esperó a que la sala de control de tráfico centralizado (CTC) de Valencia le confirmara que tenía la vía despejada en el itinerario de retroceso y no circulaba ningún tren en la misma dirección, como establece el protocolo ferroviario antes del inicio de la marcha de un convoy tras una emergencia.
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Mientras tanto, algunos viajeros gritaban y otros golpeaban las ventanillas y puertas en un intento desesperado de escapar de las llamas. Los minutos parecían horas y el pánico se adueñó de parte del pasaje.
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Según las investigaciones de la Guardia Civil, algunos de los viajeros pudieron confundir incluso a una mujer policía con la maquinista, ya que ambas vestían de paisano. La primera estaba fuera de servicio y lideró al grupo de personas que decidieron salir del tren, mientras que la segunda no llevaba ningún uniforme de Renfe, por lo que no era fácil reconocer que era la autoridad en un tren sin interventor.
Según las declaraciones de los heridos, la mayoría de la veintena de viajeros que salieron del convoy lo hicieron por la puerta de la cabina donde la maquinista inició la maniobra de retroceso. «Fue un tumulto de gente. La Guardia Civil nos ha preguntado quién abrió la puerta, pero yo fui uno de los últimos que salió del tren y no sé quién lo hizo», afirma uno de los pasajeros que resultó herido.
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Al no poder impedir que bajaran del convoy, la maquinista les recomendó que corrieran por la vía hacia Caudiel, según un pasajero, y después revisó los vagones para cerrar las puertas, porque con esa situación el tren estaba bloqueado y no podía iniciar la marcha. La conductora de Renfe tuvo que bajar del convoy para restablecer los mecanismos de alarma desde el exterior, y entonces sufrió quemaduras leves. Después subió otra vez a la cabina tractora, comenzó la maniobra de retroceso y realizó varias paradas para recoger a los viajeros heridos por quemaduras, contusiones y fracturas.
Según han declarado algunos testigos, la maquinista rompió a llorar cuando llegó a la estación de Caudiel después de poner a salvo a la mayoría de pasajeros. Otras personas que viajaban en el tren huyeron monte a través y fueron auxiliadas en la zona de Masías de Parrela por los huéspedes de una casa rural.
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