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Marta Calvo.

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Marta Calvo. LP

El rastreo del móvil del narco detalla cómo se deshizo del cuerpo de Marta

La geolocalización de uno de sus teléfonos coincide con la declaración sobre el recorrido que efectuó cuando tiró las bolsas con el cadáver a contenedores de Alzira y Silla

Javier Martínez

Valencia

Miércoles, 18 de diciembre 2019

El uso de la tecnología y el hallazgo de restos biológicos en la casa de Manuel corroboran el periplo que siguió el descuartizador para deshacerse del cadáver de Marta Calvo. La geolocalización de uno de los teléfonos móviles que usaba Jorge Ignacio P. J., el narcotraficante colombiano encarcelado por la desaparición y muerte de la joven, coincide con el recorrido que hizo, según su declaración, para comprar las sierras y el líquido desatascador en dos establecimientos de l'Olleria y Alfafar, tirar nueve bolsas con los restos humanos a contenedores de Alzira y Silla, y por último, arrojar las pruebas que le incriminaban a otros depósitos de basura en Llosa de Ranes y Massanassa.

Todas las ubicaciones de su macabro relato, desde que compró las herramientas que utilizó para descuartizar el cadáver hasta que se deshizo de los últimos trozos del cuerpo, corresponden con los posicionamientos del móvil del presunto homicida entre las 12 y 22 horas del 7 de noviembre, el día que murió la joven de 25 años.

Según la reconstrucción de los hechos que ha realizado la Guardia Civil con los datos de su investigación y los que aportó Jorge Ignacio en su declaración, Marta falleció en la madrugada del 7 de noviembre tras consumir cocaína y mantener relaciones sexuales con el hombre ahora detenido en la casa donde este residía. El narcotraficante trasladó en su Volkswagen Passat a la joven desde Valencia a la vivienda de la localidad de Manuel. Llegaron sobre las dos o tres de la madrugada.

El narco se desnudó para trocear el cuerpo en una hora y media, luego se duchó y se durmió

Jorge Ignacio manifestó que consumieron hasta seis gramos de cocaína, bebieron whisky y él esnifó parte de la droga tras polvorearla sobre los genitales de la joven, pero negó haberle introducido alguna pequeña roca de cocaína en la vagina, como había hecho con otras mujeres, según los testimonios de dos prostitutas que localizó e interrogó la Guardia Civil.

De ser cierta la versión del narco, Marta habría fallecido por una sobredosis de droga. Él niega haberla asesinado y declaró que descubrió que estaba muerta en la cama tras quedarse dormido junto a ella y despertarse sobre el mediodía. «Su cuerpo estaba rígido cuando la abracé», afirmó Jorge Ignacio.

Después asegura que decidió descuartizar el cadáver porque no podía sacarlo de la casa sin que lo vieran los vecinos, pero antes metió la ropa, el bolso y el teléfono de la joven en una bolsa de plástico para tirar las prendas y estos objetos a un contenedor de basura junto a una gasolinera en el término de Llosa de Ranes. Eran las cinco de la tarde de aquel fatídico jueves de noviembre. También se desplazó con su coche a la localidad de l'Olleria, donde compró bolsas de basura y guantes de látex en un supermercado y dos sierras en una ferretería.

Una vez adquiridas las herramientas que necesitaba para descuartizar el cuerpo de la víctima, Jorge Ignacio regresó a la vivienda de Manuel y arrastró el cadáver por el suelo y las escaleras desde el dormitorio en la primera planta hasta el cuarto de baño situado en piso inferior. El presunto homicida se puso unos guantes y se desnudó para no manchar su ropa de sangre cuando troceó el cuerpo en una decena de partes en el plato de ducha.

Cuando uno de los investigadores le preguntó cuánto tiempo había tardado en descuartizar el cadáver, contestó que realizó un gran esfuerzo durante cerca de una hora y media. Luego limpió los restos de sangre con agua y un detergente que había en la casa, se duchó y se acostó.

Al día siguiente, el 8 de noviembre, se levantó sobre las siete de la mañana y metió los restos humanos en nueve bolsas de basura. Cogió tres de ellas y las llevó con su Volkswagen Passat a la calle Ángel del Alcázar en la ciudad de Alzira para arrojarlas a un contenedor, regresó a la vivienda para recoger otras tres bolsas y realizó un segundo viaje a Alzira, aunque en esta ocasión las tiró a un depósito de basura en la plaza del General Dolz. Según ha podido saber LAS PROVINCIAS, Jorge Ignacio señaló incluso en un mapa las ubicaciones de los contenedores para que los investigadores pudieran buscar el cadáver de Marta tras seguir el itinerario de los camiones que recogen la basura.

Se cruzó con la Policía Local

Durante el trayecto del primer viaje que hizo a Alzira se cruzó con un coche patrulla de la Policía Local, pero siguió circulando con normalidad para no levantar sospechas y los agentes no pararon su vehículo. Tras regresar a Manuel, cogió las tres últimas bolsas con restos humanos y las arrojó a otro contenedor en la confluencia de las calles Safor y Les Riberes de la localidad de Silla. Poco después se deshizo de las últimas pruebas que le incriminaban al tirar las dos sierras a otro depósito de basura junto a un descampado de la calle 9 de Octubre de Massanassa.

El periplo que asegura haber realizado el narcotraficante, con trozos del cadáver de la joven dentro de su coche, fue comprobado por los investigadores con las ubicaciones de la geolocalización de uno de los tres móviles que utilizaba el hombre ahora encarcelado. Los agentes también constataron que Jorge Ignacio cenó el 8 de noviembre en su casa de l'Olleria con su madre, que viajó en avión a Valencia desde Mallorca para estar con su hijo el día de su cumpleaños.

Horas antes de recoger a su madre en la estación de tren de Xàtiva, el detenido declaró que también se reunió con un conocido sobre las cinco de la tarde del 8 de noviembre en la avenida de Francia en Valencia para entregarle la documentación de un coche que le había vendido. Al día siguiente, el 9 de noviembre, madre e hijo se desplazaron a Manuel y cenaron con su casero y su familia en la vivienda de este. Luego volvieron a l'Olleria y su madre regresó a Mallorca el domingo por la noche, el 10 de noviembre, sin que la mujer sospechara nada ni detectara ningún comportamiento extraño.

El 11 de noviembre, cuatro días después de descuartizar el cadáver, Jorge Ignacio entregó su coche a un amigo en El Puig, sin decirle nada de la desaparición de Marta, y comenzó un huida que terminó 23 días después cuando se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Carcaixent.

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