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R. D
Valencia
Miércoles, 13 de febrero 2019
Eduardo Zaplana estuvo ingresado más de 50 días en el hospital La Fe por un empeoramiento de la leucemia que padece. Zaplana fue trasladado desde el centro penitenciario de Picassent, donde estaba encarcelado, para someterse a una revisión de la enfermedad. Tan delicada era su situación, que se quedó en el hospital después de que el médico que lo atiende advirtiera de su grave estado de salud. El doctor Guillermo Sanz y otros especialistas alertaron en ese momento de que si el exdirigente del PP volvía a prisión el riesgo de que falleciera era evidente por su delicado estado de salud.
A pesar de las advertencias médicas, la jueza Isabel Rodríguez, que investiga el caso Erial, nunca firmó el auto para que Zaplana no volviera a la cárcel al mantener que existía un riesgo evidente de fuga. Sólo una vez la magistrada Isabel Rodríguez bloqueó unas cuentas en Suiza con 6,3 millones de euros, un dinero presuntamente ilegal y vinculado a Zaplana, firmó el auto -el pasado viernes 8 de febrero- para decretar la libertad del exministro de Trabajo. Una vez bloqueado el dinero el riesgo de fuga disminuyó a juicio de la magistrada y Zaplana fue puesto en libertad. El ex ministro fue dado de alta el lunes con la obligación de comparecer semanalmente en el juzgado. Desde el lunes, el ex jefe del Consell está recluido en el hogar familiar.
Sumario del caso erial
«Nunca cobré ni un euro en sobornos o comisiones ilegales, ni me apropié ni distraje fondos o activos relacionados con la administración«, señaló el expresidente de la Generalitat en un comunicado al conocerse el auto que le dejaba en libertad. Añadió que su prioridad en estos momentos era restaurar su honorabilidad.
La defensa de Zaplana, desde la pasada primavera, había pedido en cinco ocasiones su puesta en libertad. A la voz del letrado y del médico -ingresó en La Fe en diciembre- se unieron la de cargos políticos, partidos y especialistas médicos. Las noticias que llegaban eran muy preocupantes por el estado de salud del ex ministro y hubo una llamada colectiva para pedir que no volviera a Picassent.
La jueza se mantuvo firme en todo momento y argumentó que el riesgo de fuga era evidente y que Zaplana podía interferir en la investigación. Además, mantuvo que médicamente Zaplana estaba bien atendido, por lo que hasta que no bloqueó las cuentas en Suiza no dio luz verde a su salida de prisión. Incluso en el auto insistió en que la decisión no la tomaba por cuestiones humanitarias sino porque al localizar y bloquear el dinero no existía ya riesgo de fuga.
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