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El sirio Imad Al Naddaf Yalouk, que encontró los papeles que han llevado a Zaplana a la cárcel. Efe/J. J. C.

El 'no-espía' sirio del caso Zaplana

El inquilino de la antigua casa del expresidente tropezó con unos papeles clave | Imad Al Naddaf halló una 'hoja de ruta' que entregó a Marcos Benavent tras protagonizar un turbio conflicto por el control de la mezquita de Valencia

Paco Huguet

Valencia

Domingo, 17 de febrero 2019

Ni imán ni espía. No lo es ni lo ha sido. Ni una cosa ni la otra. Aunque algunos lo creyeron durante años (lo de los servicios secretos) e incluso ahora (lo de dirigir rezos en la mezquita). El nombre de Imad Al Naddaf Yalouk ha saltado de nuevo a los medios por ser quien habría entregado los 'papeles de Zaplana' a Marcos Benavent, el 'Yonki del Dinero'. Así lo ha declarado y se recoge en la parte del sumario cuyo secreto ha sido levantado. Esos seis folios, hallados en un sobre en un piso habitado anteriormente por el expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana supondrían el inicio de la investigación de la UCO de la Guardia Civil sobre el exministro de Aznar.

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Estas hojas trazarían la 'hoja de ruta' para las adjudicaciones de ITV y del plan eólico al grupo Sedesa (de la familia de Juan Cotino, exvicepresidente de la Generalitat), señalarían a la empresa de Luxemburgo Imison International y el pago de comisiones millonarias.

Imad Al Naddaf es un desconocido para el gran público. Pero no lo es en ciertos ambientes, como el de las mezquitas de Valencia. Allí hizo amistades. Pero también forjó grandes enemigos, con memoria y paciencia, a pesar del paso de los años. Que Zaplana, 'el Campeón', se olvidara unos papeles tan comprometedores en un piso cuesta de creer. Pero aún más, sobre todo quien conociera a este ciudadano de origen sirio, que entregara así por las buenas esos papeles a Marcos Benavent.

Impoluto, casi siempre vestía traje. Con barba cuidada, bastante corta. De trato más que correcto, educado y serio. De gestos suaves, como conciliadores. A Imad Al Naddaf rara vez se le escuchaba levantar la voz. Incluso con un timbre más bien agudo, solía tener un discurso muy moderado. Al menos de cara a la galería. Algunos lo acusaban de radical wahabita, pero siempre se cuidó de construirse una imagen de musulmán lo más alejado posible del extremismo. Eso sí, jamás negó su pertenencia a la rama siria de los Hermanos Musulmanes. Incluso, hasta hace muy poco lo mostraba en la parte pública de su perfil en Facebook. Ahora bien, el hecho de pertenecer a la directiva de una mezquita, no obstante, no tiene nada que ver con la labor de los imanes, personas estudiosas del islam que dirigen los rezos.

Media docena de móviles

El ciudadano sirio con DNI español de los 'papeles de Zaplana' «presumía de colaborar con el CNI», los servicios secretos españoles, según varias personas de su entorno de entonces. Más que colaborador, o espía en sí, se postulaba como «confidente». Aunque él no lo reconocía abiertamente en público, sí lo comentaba en sus círculos privados.

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Hoy no responde a llamadas ni a mensajes. Pero hubo un tiempo en que Al Naddaf era accesible, en alguno de los seis o siete teléfonos que manejaban él y varios de sus empleados y secretarios personales. En esa época, se decía que contaba con más de una residencia: una de ellas un lujoso chalet. Otra sería el piso de la plaza Legión Española que habría alquilado después de que lo vendieran por más de un millón de euros Eduardo Zaplana Hernández-Soro y su esposa Rosa Barceló. Además, antes del piso del expresidente, vivió en otra vivienda en la Alameda de Valencia. Su último domicilio conocido está en la avenida de Aragón.

Imad Al Naddaf, también conocido como Abu Hisham (o Hicham) por el nombre de su primer hijo varón, lideró una entidad religiosa llamada Centro Islámico de España (CIE). Esta asociación desplazó de la mezquita más conocida de Valencia, la de Xúquer, a otra entidad gestora: el Centro Cultural Islámico de Valencia (CCIV).

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Al Naddaf fue condenado en 2004 por aquello (a 90 euros de multa por una falta de coacciones), en un episodio en el que fue ocupado de noche el centro religioso --y hasta entonces social y cultural-- y cambiadas sus cerraduras. Es la única infracción penal que se le conoce. Pero se le reprocha mucho más iniciar aquella 'guerra interna' apenas un mes y dos días después de los atentados del 11-M en Madrid. Con la islamofobia a flor de piel.

La Policía en la mezquita de Valencia, tras el enfrentamiento por su control. José Marín

Su empresa se llamaba Cerhomsa, por su ciudad natal, Homs. Se dedicaba a la exportación de cerámica. Algunos subrayaban que su posición en la mezquita de Xúquer era una excelente carta de presentación para hacer negocios en Arabia Saudí, Catar y Kuwait. Otros, no obstante, sostienen que un abogado le abría y cerraba empresas dedicadas a actividades diferentes del sector azulejero.

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A raíz de aquel conflicto en Xúquer, se sucedieron las acusaciones más o menos infundadas de radicalismo entre un grupo y otro. Los hechos hablan por sí solos: con la expulsión del CCIV de la mezquita las mujeres desaparecieron de los órganos de gestión y se convirtió en zona de oratorio la parte de escuela (madrasa) en la que niños y niñas aprendían o mejoraban su valenciano, su español y/o su árabe.

El enfrentamiento entre las dos facciones islámicas, con muy feas acusaciones, alimentó la islamofobia y la xenofobia hacia los árabes, y especialmente hacia los magrebíes, en un momento de delicada sensibilidad hacia todo lo musulmán.

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Supuesto vínculo con el CNI

Más tarde, se atribuyó a Al Naddaf la autoría de un informe del CNI sobre unos campos de entrenamiento en Sudán. Ese documento sirvió para tumbar, «para quitar del medio», al principal rival de Abu Hisham. Se trataba de una persona muy reconocida en los ámbitos religiosos musulmanes de Valencia y con quien se disputó la gestión de la mezquita de Xúquer. Jamás se confirmó que fuera su autor, o instigador, pero Al Naddaf fue el claro beneficiado en aquel conflicto. Sin embargo, otras fuentes sostienen que aquel informe, «completamente falso», procedía realmente de los servicios secretos tunecinos, que lo habrían inventado por motivos de rivalidad política.

Esta misma versión, asegura que Imad Al Naddaf se aprovechó de aquel informe del CNI, filtrado en parte a un medio nacional, para hacer ostentación de sus supuestas conexiones con los servicios secretos. Una jugada maestra con la que intimidar a sus rivales en el control de las mezquitas.

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Además, contaba con colaboradores muy cercanos, cuyas historias harían las delicias de cualquier apasionado de las conspiraciones. Por ejemplo, un compañero de su junta directiva no dudaba en señalar a cualquier español supuestamente musulmán como agente del Mossad, el servicio secreto israelíes. Esto desata carcajadas todavía hoy.

No queda muy claro cómo Abu Hisham se hizo amigo de Marcos Benavent. El mismo Marcos Benavent, corrupto confeso, autodefinido como 'Yonki del dinero'. El mismo que anunció «mierda a punta-pala». En la época en la que, según el sumario, se entregaron los documentos del caso Erial, Al Naddaf continuaba teniendo cierta presencia pública. Así, acudió a numerosos actos, primero con el conseller Rafael Blasco (encarcelado por el caso Cooperación y hoy en tercer grado). Su posición en la mezquita más grande de Valencia le permitía cierto contacto con políticos de la Conselleria de Bienestar Social, después encabezada por Alicia de Miguel (hoy imputada en Gürtel) y más tarde por Juan Cotino, también implicado en el caso Erial que ha llevado a Zaplana a prisión. Las conexiones de Al Naddaf con políticos del PP en aquellos años eran indudables. Con políticos, además, de la máxima confianza del expresidente Zaplana. Aparecía en fotos junto a responsables autonómicos y municipales. También con jefes orgánicos del PP sin cargo público.

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La posición económica de Imad Al Naddaf ha ido variando al cabo de los años. Según fuentes de su entorno, la empresa cerámica acabó quebrando. Hoy se dedicaría al sector de la alimentación, en el que alguno de sus familiares ya tenía una empresa, ubicada muy cerca del centro histórico de Valencia. A escasos metros de donde se ubicaba la mezquita medieval más importante de la ciudad en el momento de la conquista de Jaume I.

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