![Nieta, hija y hermana de navieros, Josita Boluda recuerda una infancia feliz, criada en una burbuja de la que de joven quiso salir para ver mundo. Ahora se siente orgullosa de llevar un apellido que habla de «honestidad y esfuerzo».](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202002/03/media/cortadas/1422146273-kGbF-U10031634110o9D-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
MARÍA JOSÉ CARCHANO
Miércoles, 12 de febrero 2020, 01:32
A Josita empezaron a llamarla así cuando era solo una niña criada entre los algodones de una de las grandes familias de la burguesía valenciana, los Boluda. «Solo me llaman María José en el banco», ríe esta mujer con carácter, que se acostumbró de pequeña a lidiar con lo de ser 'hija de'; que tiene un portacontenedores con su nombre. Con el paso del tiempo han cambiado algunas cosas: la desaparición del padre, la enfermedad de la madre, dos hijas y convertirse en 'hermana de'. Además, ha ganado en confianza en sí misma, que le ha permitido desarrollar esa vocación que tenía medio dormida, que llegó y dejó, y que desde octubre ha retomado con fuerza. «Ahora sí quiero dedicarme en serio a la pintura». Nos cita en una finca de Picanya propiedad de la familia de su marido, los Barral, que data del siglo XVIII, y donde celebran bodas y eventos. Llega acompañada de algunas de sus obras; le van las falleras y las sevillanas, los volantes y los volúmenes.
-¿Qué ha significado para usted llevar el apellido Boluda?
-El apellido representa para mí muchas cosas, sobre todo un espíritu, el de gente honrada, que ha sabido trabajar muy bien, que se ha esforzado y ha llegado lejos gracias a ello.
-¿En qué momento de su vida se da cuenta de que tiene privilegios que otras familias no tienen?
-Yo creo que a partir del momento en que tomé la comunión, porque me di cuenta de que se armó mucho lío, y eso que yo iba al colegio Guadalaviar, que te pedían mucha austeridad. Pero aquel follón… También el hecho de ver moverse a mis padres, la vida que llevaban... Era diferente.
-Estudió Derecho. ¿Se lo aconsejaron o fue una decisión propia? Se lo pregunto al ver cuál ha sido posteriormente su vocación.
-Digamos que me lo aconsejaron, porque es una carrera que te da una formación muy buena, una base para luego manejarse en la vida.
-¿Ya entonces le gustaba el arte?
-Desde pequeña me gustaba, sí, pero en realidad fue ya de mayor cuando empecé a pintar. Después de estudiar Derecho me fui a Estados Unidos donde viví una temporada. Fui a aprender inglés, pero también porque les pedí a mis padres salir de esa burbuja familiar, me hacía falta. Estábamos excesivamente arropadas en aquella época y necesitaba ser yo misma; en España me pesaba mucho el apellido.
-¿Fue en Estados Unidos donde decidió dedicarse a la pintura?
-En realidad fue mucho más tarde. En 2010 fui fallera mayor de Conde de Salvatierra, y esos días viví como en un estado de continua ilusión, como cuando una se enamora por primera vez. Me acuerdo de que en los pasacalles iba detrás y mi comisión delante, y veía cómo se movían esas telas con tanto colorido. Ahí me di cuenta de que necesitaba plasmar esos volúmenes y cuando terminaron las fallas empecé a pintar mis valencianas, que han sido las que me han dado el éxito. También las sevillanas y los santos.
-Pero dejó de hacerlo.
-En ese momento necesitaba más tiempo para mí, quería hacer más deporte, me gusta mucho el golf… me sentía encerrada y dejé de pintar. Empecé de nuevo en octubre.
-¿Hubo algún motivo que le hizo volver?
-Necesitaba plasmar en el lienzo lo que llevaba dentro, los sentimientos, las emociones. Por eso cuando pinto un cuadro no me gusta tenerlo en casa, necesito enseguida venderlo, exponerlo, regalarlo o donarlo. Que salga fuera.
-Hasta ahora había hecho muchas exposiciones benéficas.
-Mire, yo no estudié Bellas Artes, he sido autodidacta, y como conocía a otros artistas llegaba a plantearme que no era mi sitio. Ya metida en este mundo, me he dado cuenta de que mi pintura vale mucho más que la obra de cualquier otro artista, así que quiero empezar fuerte, subir mi obra de precio y coger un caché porque sé que tengo mercado en Madrid.
-¿Le hace ilusión?
-Creo que me merezco vender bien mi obra y disfrutar, no quedarme únicamente con esa vida bohemia que llevaba. Tengo claro que voy a llegar lejos.
-¿Cuánto hay de su historia en esos cuadros?
-Yo creo que todo. Creo que es el colorido con el que yo veía la vida de niña, esa mirada pura de la infancia. Cuando los pinto siento mucho amor y mucha alegría, que es lo que siempre me transmitió mi madre. Ella decía: «lo importante es la salud, lo demás viene y va». En mi casa he vivido un ambiente muy alegre.
-¿Se hereda?
-Soy muy feliz porque lo llevo metido en mi carácter. Los Boluda somos todoterreno, optimistas, nos nos gusta estar tristes ni enfermos; si tienes fiebre te tomas algo y a la fiesta, que no nos queremos perder nada. Cuando nos vemos nunca nos pasa nada, todo está fenomenal. Tengo problemas, como todos, pero yo estoy feliz. Mi hija pequeña dice: «mamá, es que tú te montas un mundo de hadas». Y soy una pesada porque me creo que tengo los cinco trucos en esta vida para ser feliz. Pero es que yo creo que hay que tener esa actitud.
-Tiene dos hijas. ¿Cómo son?
-Lola y Josita -como su madre y su abuela, que en eso soy muy clásica- son muy buenas niñas, formales, trabajadoras, con mucho sentido de la responsabilidad, de hacer las cosas bien. No son nada tontas ni creídas y, además, son muy guapas.
-¿Qué quieren hacer en el futuro?
-Las he enfocado a las dos al mundo de la empresa, les he dicho que si quieren pintar que pinten, o que cocinen, que es una afición que les gusta, como a mí, pero que estudien unas buenas carreras primero. Desde el mundo de la empresa podrán dedicarse a pintar o a cocinar, es decir, a disfrutar pero, además, a ganar dinero, que es importante.
-¿Cómo se conocieron su marido y usted? ¿Sabía con qué familia emparentaba?
-(Ríe) Claro. Nos conocimos en Valencia por medio de amigos en común. Él era muy gracioso, yo creo que éramos divertidos los dos. Tiene un humor muy bueno y es inteligente, que son dos de las mejores cualidades que existen, y aparte era guapo, así que lo tenía todo. Juanjo me hace muy feliz.
-Antes me ha contado que le gusta cocinar...
-Me encanta, y cocino muy bien. Además, como les digo a mis hijas, hay que ser buen anfitrión, que saber recibir es un arte.
-¿Paella?
-Claro, es muy fácil. Arroz al horno, cocido, lo que quiera. Lo que pasa es que como siempre estamos con dietas...
-¿Y esa parte flamenca que aparece en sus cuadros?
-A mí me gusta mucho bailar, tengo una rama folclórica como mi madre, que siempre fue muy artista. Yo creo que las dos hemos tenido gracia y arte, que yo me peino, me maquillo, me corto la ropa... Además, me gusta la psicología, suelo acertar con cómo es cada persona, y todas esas cosas me dan felicidad.
-¿Le gusta mirar atrás?
-No me gusta porque me produce mucha nostalgia; tengo mil vídeos antiguos de las niñas pequeñas, de mi padre que ya no vive, de celebraciones, y no los veo nunca. Solo miro atrás para dormirme, y en esos momentos recuerdo cuando íbamos a veranear a Cestona, a Zarauz, donde he sido tan feliz. Soy una persona de una maleta, un viaje, siempre pensando en qué hacer, dónde ir.
-¿Los Boluda son todavía una familia unida?
-No estamos juntos a toda hora pero hay una unión muy fuerte. Nosotras hemos delegado en mi hermano, que es quien lleva la empresa, y siempre ha sido todo muy amistoso.
Más de Revista Valencia
MARÍA JOSÉ CARCHANO
ELENA MELÉNDEZ
MARÍA JOSÉ CARCHANO
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.