Elena Meléndez
Lunes, 17 de febrero 2020, 01:08
La relación de Verónica Vivó con los galgos empezó hace unos diez años cuando, una noche volviendo del trabajo a su casa en el Vedat, se topó con una escena que le impactó. En una zona poco transitada yacía un perro moribundo en el suelo con una soga atada al cuello. Al aproximarse comprobó que el animal, que no tenía pelo, era una caja de huesos. Sin pensarlo, Verónica lo cogió en brazos y lo llevó al veterinario, donde, además de valorar su débil estado de salud, descubrieron que llevaba chip. «Llamé al propietario que era de Andalucía y se desentendió del perro. Le cambiamos el chip y decidí que iba a sacarlo adelante; estaba tan mal que no me di cuenta de que era un galgo hasta días después. Poco a poco se fue recuperando. Romeo vivió ocho años con nosotros. Era un perro noble y cariñoso», recuerda la estilista y propietaria de un salón de peluquería.
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Nombre: Bruce y Valentina
Edad: 8 y 6 años, respectivamente.
Raza: Galgos
Gustos: «Les encanta comer y correr, vivimos en el vedat y los soltamos en zonas habilitadas para ello. Cuando ven un conejo se van locos detrás de él, es su instinto».
Tras morir Romeo, Verónica ya era consciente de la precaria situación de estos perros usados para la caza y, en muchas ocasiones, rechazados cuando ya no son útiles. Conocía la labor de la asociación Galgos 112 y se había sensibilizado con la raza, por lo que decidió adoptar primero una hembra a la que le puso de nombre Valentina, y que llevaba años siendo usada para tener crías sin parar. Tiempo más tarde le regalaron por su cumpleaños a Bruce, un galgo que había sido usado y rechazado por unos cazadores y que estaba en proceso de recuperación.«Con mucho mimo y cariño fue mejorando. Valentina le enseñó mucho. Al principio se escondía cada vez que escuchaba a mi marido, pues le daban mucho miedo las voces de hombre, ya que le recordaba a su pasado. Me siento feliz de haberle dado una nueva oportunidad a estos perros», asegura.
Para Verónica, el galgo es un perro fantástico para vivir con niños, pues son muy cariñosos, bondadosos y fomentan en los pequeños responsabilidad, empatía y sensibilidad. «Mi hijo lo cuida muchísimo, se ha criado junto a los dos perros y entre ellos hay un vínculo muy bonito y especial». A Verónica le gustaría que el tema de los galgos no se quedara en una moda, pues son perros que hasta hace diez años nadie tenía en casa. Ahora la gente le pregunta cuando la ve por la calle con Bruce y Valentina, en especial cuando les pone un chaleco en el que pone 'No compres, Adopta', Galgos 112. «Cada vez hay más personas concienciadas con las adopciones. Un perro es un ser vivo, no un bolso, tenemos que ser aún más conscientes de ello en estas fechas, pues durante las vacaciones se disparan los abandonos». Además de Bruce y Valentina, Verónica cuida también de cuatro gatos que viven en su jardín a los que alimenta y provee de cuidados veterinarios.
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