Cuando éramos felices y no lo sabíamos: lo que considerábamos calidad de vida antes de la DANA

El INE analiza cada año los niveles de confort en el día a día de los ciudadanos | La riada ha modificado buena parte de las cosas que nos hacían felices en nuestra rutina

M. Hortelano

Valencia

Sábado, 30 de noviembre 2024, 01:21

¿Qué es tener calidad de vida? Pues es un concepto muy relativo. Primero por los parámetros que miden estas cuatro palabras para cada una de las millones de personas que viven en el mundo. Segundo, porque el lugar en el que desarrollamos nuestro día ... a día también es parte muy importante para los medir las cosas que determinan esta escala. Y sobre todo, por el momento vital en el que respondamos a la pregunta de qué es tener calidad de vida. Pues depende.¿Qué era calidad de vida hace un mes para alguien que ha perdido su manera de vivir por la DANA y qué lo es ahora?

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El Instituto Nacional de Estadística (INE), mide desde hace casi veinte años los indicadores objetivos con los que se puede determinar el nivel de confort del día a día de los ciudadanos. Lo hace evaluando nueve dimensiones a las que los encuestdos dan mayor o menor importancia para construir una vida más o menos feliz. Y hasta hace apenas unos meses, los resultados de estos datos arrojaban que los valencianos estaban en la media del resto de españoles, pero en el último año registrado (2023), la percepción de su calidad de vida había bajado a mínimos desde 2018. A niveles incluso más bajos que en la pandemia. Aún así, estaban en el octavo puesto de buenas vidas, por detrás de Navarra, La Rioja, Aragón, Cantabria, País Vasco, Asturias e Islas Baleares.

Pero como todo es relativo, seguro que si a una de las personas encuestadas en la Comunitat le preguntaran ahora, un mes después de la terrible DANA que ha arrasado buena parte de la provincia de Valencia, su percepción sobre las condiciones materiales de vida, el trabajo, la salud, la educación, el ocio y las relaciones sociales, la seguridad física, los derechos básicos o el medio ambiente sería muy distinta ahora. Éramos felices y no lo sabíamos.

Para Lourdes, por ejemplo, una vecina de Albal, que el día 29 de octubre perdió su coche y muchos de los muebles que había heredado de sus abuelos, la calidad de vida ahora toma otro sentido. «Me di cuenta de lo importante que era tener luz, agua y después agua potable. Son cosas en las que nunca había reparado. Pero también las calles limpias, amigos que te llamen y te pregunten cómo estás, vecinos que te toquen a la puerta o asomen la cabeza para preocuparse, poder bajar y tomarme un café en el bar, por la mañana…». Más que cosas, ella ahora echa de menos hábitos porque cree que al principio, cuando todo sucede, no te das cuenta de las cosas y, a medida que pasa el tiempo y te van faltando otras, las empiezas a echar de menos. «Espero no acostumbrarme a ir andando por el pueblo y que haya militares», cuenta.

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Para Diego, vecino de Benetússer, algunas de las cosas más cotidianas del día a día se han convertido en extraordinarias. «Poder ir dignamente por la calle a trabajar sin preocuparte de mancharte o llenarte de polvo. O poder caminar despreocupado, sólo pendiente de los pasos de cebra. Ahora no puedes, sobre todo si vas con niños pequeños, que tienen mogollón de estímulos atrayentes: agujeros en la acera, adoquines sueltos, algún que otro coche reventado 'aparcado' y pendiente de retirada, altares de ayuda humanitaria abandonados, contenedores de basura de proporciones ciclópeas (aunque es cierto que diariamente se vacían)», cuenta.

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Para Toni, vecino de Catarroja, un mes después de la tragedia, una de las cosas que más le impresiona, además del nivel de devastación del municipio, es el recogimiento. «Todavía hay muchas calles sin alumbrado público. Si sumas la ausencia de comercios, muchos se recogen en casa como antes. Cuando se hace de noche ya no salen de casa porque necesitan linternas o ya no pasan los coches. Y da bastante rollo. Eso afecta mucho al confort y a la seguridad de las personas», cuenta. Pero, también destaca una nueva red de protección que ha surgido con la tragedia. «Estar limpiando el pueblo y pasar mucho tiempo sacando basura ha hecho que conozcas a vecinos que no conocías o que conocías mal y ahora han conocido más a fondo. La gente está muy estropeada mentalmente. Ha venido el bajón. Lo bueno es que se está encontrando algo de red social real en los vecinos y no en Facebook. Eso y las muestras de solidaridad están ayudando mucho. Tener aquí a José Andrés cocinando ayuda».

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Condiciones materiales

Pero, antes de la DANA, ¿qué marcaba la calidad de vida de los valencianos? En un primer apartado, el INE habla de las condiciones materiales. Es decir, todo lo relacionado con nuestra situación económica: nuestros ingresos, la desigualdad de salarios, satisfacción con nuestra posición o la perspectiva de mejora de nuestra cuenta corriente. Pero también nuestros datos de consumo, nuestra capacidad de ahorro o para afrontar imprevistos, nuestras posibilidades de mejora, las cosas de las que nos tenemos que privar para llegar a fin de mes, lo que pagamos de hipoteca o alquiler o la situación de nuestra vivienda: los gastos que nos genera, si tenemos goteras, humedades, desperfectos, problemas de espacio o buenas condiciones de confort.

En este apartado, los valencianos estaban en el puesto 13 de 20, con un nivel de satisfacción de 99,6 puntos (100 es el punto que se toma como base del primer año en que se realizó el estudio, así que lo que esté por encima es mejora y por debajo, empeoramiento). La media en nuestro país es de 99,8 puntos de satisfacción con estas condiciones materiales. Un punto, ahora mismo distorsionado para las cientos de miles de personas que han sufrido pérdidas materiales, del hogar o de sus negocios. Personas que tendrán que afrontar imprevistos para rehacer sus vidas. Coches, casas, empresas, mobiliario… Todo debe volver a comprarse en muchos casos y muchas personas han perdido su única fuentes de ingresos.

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Para Diego, por ejemplo, hay cosas en las que antes no reparaba que ahora se le hacen bola. «Tener buena luz en la calle. Y tener comercios en la calle. Vivir en mi calle de siempre, que era fea del carajo y estaba llena de coches, pero alegre, con vidilla, algún que otro bar, el polideportivo delante de casa como fuente inagotable de ruido y con muchos bajos comerciales», dice. Ahora, el único comercio que ha vuelto a abrir es la farmacia y la única vida es el trasiego de militares (el polideportivo es base logística y punto de encuentro para militares), de algún voluntario y equipos de emergencia.«Y es polvo. Todo es polvo.», cuenta.

Toni destaca cosas tan mundanas como que no hay pan. «Solo el del único supermercado que ha abierto». Esta semana va a levantar la persiana un horno y ha vuelto el pescado para los puestos del mercado. «Fuera regalaban lubinas y dentro puedes comprarlo».

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Preocupaciones laborales

Otra de las condiciones que se tienen en cuenta para determinar el nivel de vida de una persona para el INE pasa por su situación laboral. En la Comunitat ya hay más de 25.000 personas en un ERTE como consecuencia de la DANA y más de 34.000 empresas afectadas. En total, los efectos de las inundaciones se han llevado por delante más de un 33% de PIB de la provincia de Valencia. En el estudio, anterior a la crisis ocasionada por las riadas, los valencianos estaban relativamente satisfechos con sus condiciones laborales.

Para Diego, por ejemplo, la movilidad se ha convertido en un problema. «La espera habitual en la parada del autobús. Ahora esas espera es muchísimo más larga, además ya no ves a la gente de siempre en tus horas habituales. Las lanzaderas de Renfe son buses de transporte escolar y de viajeros que digamos, no puedes ir de pie, sólo sentado, y cabe menos gente. Así que te toca esperar más todavía». Para Toni, también la movilidad es un problema de la nueva normalidad. «No hay ni bus ni cercanías ni coches ni metro», explica.

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En concreto, las preocupaciones de este ámbito ocupaban el décimo lugar de la tabla, por debajo de la media nacional y sus percepción de cosas como el tipo de trabajo, la remuneración, el entorno laboral o las posibilidades de realización profesional y formación se situaban en máximos desde 2008, con 101,75 puntos. Cosas como la flexibilidad, los beneficios asociados o las jornadas, mejoran esa percepción. Por el contrario, la calidad de vida se puede ver afectada negativamente por la falta de empleo, jornadas muy largas, temporalidad o salarios bajos.

La preocupación por la salud

La salud es uno de los aspectos más valorados en la vida de las personas. Potencia las oportunidades para participar en el mercado de trabajo, en actividades de educación y formación y en el conjunto de actividades sociales y de ocio, incrementando la calidad de vida. Aquí entran cosas tan imprevisibles como la esperanza de vida, el miedo a sufrir enfermedades o problemas de salud de larga duración y tener limitaciones de larga duración en la actividad diaria debido a problemas de salud. Pero también tener dificultades para acceder a cuidados sanitarios es un factor clave en la salud de los individuos.

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En los municipios afectados, han aparecido nuevas infecciones asociadas a la riada y la mayoría de centros de salud han sufrido daños y han tenido, incluso, que cerrar durante semanas. «En Catarroja es una tragedia. El centro de salud ha estado cerrado. ¿Cómo explicas a la gente que ha abierto antes un supermercado que el juzgado o casi que el centro de salud?, dice Toni.

Pero hay también determinantes de salud que incluyen hábitos de vida como el peso, el tabaco o la actividad física. La alimentación, por ejemplo, está siendo uno de los problemas escondidos por la DANA. Muchas personas han perdido su casa o las instalaciones de la cocina. Con los comercios cerrados, la única posibilidad durante semanas ha sido acudir a las paradas que han instalados los ayuntamientos, asociaciones u ONGs como World Central Kitchen, para repartir raciones de comida caliente y alimentos frescos. «Gracias a estas iniciativas hemos podido desayunar, comer y cenar durante este mes. Además, están trayendo productos frescos para poder comerlos en casa. El pescado, por ejemplo, ha vuelto estas últimas semanas.

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En la Comunitat, el indicador de la salud no estaba demasiado bien percibido para los valencianos, que ocupaban el puesto once de la tabla, por debajo de lo que el resto de España valoraba como buenas condiciones de salud (101,4 puntos).

Nivel educativo

La educación no tiene sólo un valor intrínseco en sí misma como una de las aspiraciones más básicas de las personas (la necesidad de aprender) sino que indirectamente influye en aumentar su bienestar y calidad de vida. Las personas se ven beneficiadas a medida que alcanzan mayores niveles de educación: se incrementan los salarios y el nivel de empleo, su estado de salud es mejor al seguir estilos de vida más saludables, la participación política y cívica es más alta y proporciona las habilidades necesarias para una mayor integración en la sociedad.

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Pero también influyen conceptos como que el aprendizaje continuo a lo largo de la vida por razones personales o profesionales aporta importantes valores de capacitación permitiendo un importante desarrollo a nivel personal, así como la adquisición y actualización de conocimientos para una mejor adaptación a las necesidades cambiantes del mercado laboral.

Aterrizando en la DANA, las preocupaciones educativas no pasan sólo por las clases puras y duras. Cuenta Diego que, sus hijos ya tienen colegio, pero no comedor. Y ese tiempo, además de que el niño comía bien, variado y atendido por profesionales, nos venía de maravilla para conciliar. Ahora tengo que estar sí o sí a las dos en la puerta del cole, así que otras cosas tienen esperar. Para una persona como yo, que en el caos encuentro orden, tener estrechez de horarios me angustia«.

Y es que la DANA ha repercutido muchísimo en la educación, por la destrucción de numerosos colegios e institutos y la suspensión de clases durante semanas. En algunos casos, aún nos se ha retomado. De hecho, hay todavía casi 10.000 estudiantes pendientes de la reanudación de la actividad lectiva, según los datos facilitados por la Conselleria de Educación en su última actualización.

Para las personas encuestadas en la Comunitat, la educación marca un gran papel en su calidad de vida. En la medición de este parámetro hay diez comunidades que le dan más importancia, aunque en este caso, la percepción de los valencianos está mejor que para la media, con 109,6 puntos.

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Ocio y relaciones sociales

El tiempo de ocio del que disponen las personas fuera de su actividad laboral tiene un importante impacto en su sensación subjetiva de bienestar, felicidad y satisfacción con la vida. Las relaciones sociales, un concepto diferente aunque relacionado con el anterior, también influyen en la calidad de vida de las personas en numerosos aspectos. Una mayor frecuencia de relaciones sociales suele ir asociada a un mejor estado de salud o mayores oportunidades de encontrar un trabajo. Disponer de personas en las que poder confiar en caso de sufrir problemas personales constituye un importante referente desde el punto de vista de bienestar subjetivo.

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El INE habla de ocio para abordar la asistencia a eventos culturales y deportivos o la visita a lugares de interés cultural. En cuanto a relaciones sociales, mide la frecuencia de las reuniones con amigos, la satisfacción con las relaciones personales, tener a alguien a quien pedir ayuda en caso de necesidad o tener alguien con quien hablar de temas personales.

La DANA, ha sido especialmente dura con este apartado, con la desaparición de numerosos espacios culturales en los municipios afectados y gran parte de los comercios y locales de ocio que suelen ocupar las plantas bajas.

Antes de la riada, la Comunitat ocupaba el puesto número 12 en cuanto a comunidades que mejor valoraban su ocio y relaciones sociales, bastante por debajo de la media del resto de España, con 97,6 puntos.

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La importancia de la seguridad

La seguridad ha sido uno de los puntos que se han visto más afectados con la DANA. En muchos de los municipios arrasados aún no se ha recuperado el alumbrado público por las noches y los saqueos fueron constantes durante los primeros días, por la falta de efectivos.

En las condiciones que influyen a la hora de valorar este indicador por parte del INE se incluyen dos indicadores valores: el del número de homicidios y el de infracciones penales, que junto con la percepción de delincuencia, vandalismo, crimen en la zona y percepción de seguridad al pasear solo de noche en los alrededores componen la importancia de vivir en un entorno seguro.

Gobernanza y derechos básicos

La Comunitat lidera el ránking de regiones donde sus ciudadanos mejor valoran los niveles de gobernanza y derechos básicos hasta 2023. En concreto, los valencianos le otorgan 104, 8 puntos, muy por encima de la media y por encima de otras nueve regiones. En este apartado se incluyen conceptos como la relación con las instituciones y servicios públicos, la participación ciudadana, la confianza en el sistema político, en el sistema judicial y confianza en la policía.

Puntos que han quedado muy tocados tras las consecuencias de la DANA. No hay de momento datos que lo cuantifiquen, pero el malestar de los ciudadanos con los políticos se hizo patente durante la visita de las autoridades de Paiporta, los primeros días tras la riada. O en las manifestaciones que estos días han llenado las calles. Así que este primer puesto tendría difícil mantenerse con la situación actual.

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Junto al respeto y protección de los derechos básicos en general, el funcionamiento de las instituciones y servicios públicos de que disponen los ciudadanos sirve para garantizarles de una manera efectiva y transparente la implementación de estos derechos básicos, proporcionando las infraestructuras necesarias para un buen funcionamiento de la sociedad que beneficie y repercuta en la calidad de vida de todos los ciudadanos son valores da la encuesta, junto con participación en actividades de partidos políticos o manifestaciones.

Entorno y medio ambiente

Las condiciones medioambientales no solo afectan a la salud y al bienestar de las personas de una manera directa, sino que indirectamente y a más largo plazo comprometen su bienestar futuro, dice la documentación del INE. Por eso, este es uno de los parámetros que se han analizado para medir el nivel de calidad de vida.

Para los valencianos, estas condiciones están por encima de la media de España, con una buena valoración: 102,06 puntos, donde se mantienen bastante estable en las últimas décadas.

En este apartado se valoran aspectos como la contaminación, ruidos producidos por los vecinos o procedentes del exterior, así como el acceso a zonas verdes y de recreo.

La vida en general

Las ocho dimensiones mencionadas anteriormente, se complementan con una que trata de evaluar el bienestar subjetivo de las personas como una manera de integrar las diferentes experiencias, prioridades, oportunidades y valoraciones que las personas hacen de su propia vida. Para ello, se miden cosas como la satisfacción global con la vida, sentimientos y emociones que se viven momento a momento las emociones positivas, haberse sentido feliz en las cuatro últimas semanas, o el sentido y propósito de la vida. Y ahí los valencianos están en el puesto cuarto del ranking, muy por encima de la media. Le dan 105,77 puntos a su experiencia general de vida

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