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B. S.
Martes, 11 de enero 2022, 01:10
Tener un gato (o con más de uno) en casa es una gran responsabilidad. Vivir con un felino en nuestro hogar, supone adaptarnos a sus manías y costumbres para que la convivencia sea lo más agradable posible. A veces, sin saberlo, cometemos errores con nuestras mascotas que afectan a su humor y a su bienestar.
Y es que los gatos son animales de lo más especiales. Aquellos que viven con uno de ellos en casa pueden dar fe de ello. Tienen un comportamiento único y, a veces, misterioso. De hecho, tienen un sinfín de manías que forman parte de su cáracter. Algunas veces huyen de nosotros y se muestran de lo más ariscos y otras, en cambio, nos persiguen a todas las partes de la casa a donde vamos, incluso hasta el baño. Cuando se muestran cariñosos, los dueños sienten la necesidad de cogerlos en brazos y achucharlos, pero no siempre es lo más recomendable para ganarte su confianza.
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Es normal ver a los felinos moviendo las patas como si amasaran, esto lo hacen para expresar que están cómodos y seguros. Utilizan la cola como parte de su lenguaje corporal, de manera que según la posición y el movimiento de esta parte de su cuerpo, querrán expresar un sentimiento u otro.
Los felinos suelen frotar su cabeza contra la tuya para dejar su olor en ti para marcar territorio. Seguro que, alguna vez, habrás visto alguna vez a tu gato delante de la ventana haciendo un ruido extraño con los dientes. Este castañeo es un movimiento innato con el que practica su mordisco.
También pueden saber si va a caer una tormenta y son amantes de los cementerios; odian el chocolate, el limón y el vinagre y se divierten rascando el sofá y otros muebles de la casa. Son capaces de saber en qué habitación estás sin verte y tienen una especie de sexto sentido, ya que pueden predecir cuando alguien está cerca de morir.
A veces, son algo asustadizos, debido a la gran sensibilidad auditiva que tienen. Sienten miedo por ruidos tan cotidianos como un aspirador o un microondas. Además, son animales muy caseros, a los que les gusta tener una rutina y son de lo más territoriales. Por esta razón, el hecho de salir a pasear como los perros puede resultarses estresantes.
En la calle, nuestros gatos se cruzan con otros felinos desconocidos y no los ven como compañeros con los que jugar y sociabilizar, como les ocurre a los perros cuando se encuentran con otros canes; sino que los ven como invasores y pueden crearse situaciones tensas entre ellos.
Cuando sacamos a nuestras mascotas de su zona de confort, que es nuestro hogar, se pueden poner nerviosos. Los gatos no tienen la misma necesidad de salir a la calle que los perros, ya que pueden hacer sus necesidades en el arenero y no necesitan relacionarse cada día con otros felinos.
Por eso, dependiendo de la personalidad detu gato, será recomendable sacarlo a pasear o no. Si tu gato es asustadizo, tiene miedo de las visitas que vienen a casa y se esconde con algunos ruidos, lo mejor es no pasearlo por la calle porque lo va a pasar mal. No obstante, si tienes en casa un felino curioso y explorador, que muestra más interés por el mundo exterior (saliendo a los balcones o mirando por las ventanas), el paseo puede ser un momento de lo más enriquecedor y placentero para nuestra mascota.
Antes de ir a la calle con nuestro gato, conviene acostumbrarle a llevar el arnés y la correa dentro de casa. Cuando ya los tolera, hay que elegir horas y lugares tranquilos para el paseo. La mejor opción es escoger un jardín privado donde haya pocos riesgos. Empieza sacando a pasear a tu gato durante unos pocos minutos y ves aumentando la duración de los paseos a medida que veas que tu felino no tiene ningún inconveniente.
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