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El método de alimentación que acaba con las papillas

menudos ·

A partir de los seis meses, los niños comienzan a mostrar interés por otros sabores y texturas más allá de la leche. La comida a trozos es la opción más saludable, pero el miedo al atragantamiento y el desconocimiento son los principales obstáculos

Jueves, 24 de junio 2021, 01:19

En el mundo ideal que los padres imaginan mientras esperan que su bebé llegue al mundo, la buena alimentación está entre las prioridades. Lactancia materna, comida saludable más allá de los seis meses, hábitos y costumbres los primeros años para incorporar el resto ... de su vida. Culpable en parte de las altas expectativas que los padres se plantean como meta alimentaria para sus hijos es Juan Llorca, chef del colegio Valencia Montessori School, que hace unos años cerró su restaurante «para cocinar lentejas para niños» y se ha convertido en uno de los mayores expertos en alimentación infantil saludable, un influencer con casi medio millón de seguidores en Instagram y varios libros publicados, que lucha además por mejorar la nutrición en los comedores escolares. En sus redes sociales, los niños comen brócoli y garbanzos, sopas y cremas de verdura y mil recetas que van más allá de los macarrones con tomate y el arroz a la cubana como tops de alimentación infantil.

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Pero Juan Llorca lo tiene claro, las bases son importantes, y de los seis a los doce meses defiende un método de alimentación que se llama 'Baby Led Weaning', y que en español se podría traducir como alimentación infantil a demanda. Juan Llorca ha escrito, junto a la nutricionista Melissa Gómez, un libro que se llama 'Sin dientes y a bocados', donde defienden este método, que elimina las papillas como el alimento principal de los bebés a partir de los seis meses. Melissa, nutricionista en el Centro Aleris de Valencia y muy activa también en redes, explica que este sistema tiene «numerosos beneficios, como el hecho de que el niño se autorregule con las señales de hambre y saciedad previniendo problemas futuros de obesidad, que adquiera hábitos saludables si en la familia existen y que se aprovechen los meses en los que es más fácil introducir texturas y sabores, porque más adelante esa curiosidad se va perdiendo».

La Asociación Española de Pediatría lo corrobora, y defiende esta alimentación complementaria de los seis a los doce meses, un tiempo en el que la lactancia debería seguir siendo el aporte principal de nutrientes.

Si el niño se autorregula se previenen problemas futuros de obesidad

Pero la realidad atropella a muchos padres. Los miedos, la falta de tiempo, los malos consejos por parte de algunos profesionales de la salud, convierten el 'baby led weaning' en una utopía imposible de cumplir. Gema Aparicio todavía recuerda la hoja fotocopiada que le dieron cuando su hija cumplió los seis meses, con las pautas de alimentación a partir de ese momento. «Eran de risa, porque además de incorporar los alimentos en un orden incomprensible, había ingredientes prohibidos en España y recomendados en otros países, como el queso».

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La realidad es que las papillas de cereales, así como las leches de fórmula, se introdujeron en España gracias a las multinacionales alimentarias a través de los profesionales de la salud y que contaban con el apoyo de una sociedad sin el conocimiento heredado de las abuelas y donde las mujeres se estaban incorporando al mercado laboral y no tenían tiempo. «Todavía hoy hay matronas y pediatras que ofrecen muestras de papillas y productos con el adjetivo 'Mi primer…' y que están llenos azúcares e hidratos de carbono innecesarios e incluso perjudiciales para el bebé», explica Cristina Carbonell, pediatra y especialista en nutrición.

En muchos casos, los temores frenan a muchos padres a iniciar a sus hijos en aquello de comerse el brócoli a bocados, y uno de los más importantes es el miedo al atragantamiento. Pensar que en unos segundos un niño puede morir asfixiado es la pesadilla de cualquier padre. Melissa Gómez y Juan Llorca explican en su libro qué alimentos no son recomendables por este motivo, como los frutos secos o las aceitunas enteras. Por lo demás, hay que confiar en los niños y, por si acaso, conocer la 'maniobra de Heimlich', para ayudarle a liberar las vías respiratorias si no lo puede hacer por sí solo. Ofrecer los alimentos en trozos grandes y estar pendiente en todo momento del niño pueden ser las pautas básicas para evitar que haya algún accidente.

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Además, algunos padres manifiestan sus temores a que no tenga los aportes necesarios y preocupa sobre todo el déficit de hierro. Melissa Gómez explica que hasta el año de vida es la leche el alimento que les va a dar esos nutrientes, y que en todo caso lo que hay que evitar son alimentos que no sean saludables, sobre todo aquellos con exceso de sal o azúcar, porque su paladar se acostumbra a esos sabores intensos y se quedará instaurado en su memoria gustativa. El objetivo es que cuando el niño tenga doce meses, pueda incorporarse a la mesa y comer como el resto de la familia, ya sea un cocido o la paella del domingo.

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