RUBÉN GARCÍA BASTIDA
Miércoles, 22 de junio 2022, 17:51
Lady Marcela falleció por los efectos de una dosis letal de cocaína, pero también fue asfixiada por la oclusión por parte de otra persona de sus fosas nasales y su boca. Así lo determinan las conclusiones de los forenses del Instituto de Medicina Legal de Valencia que realizaron la autopsia. La señales en la cara y el cuerpo de la víctima les llevaron a iniciar, nada más realizar una primera inspección del cuerpo, el protocolo ante un posible homicidio, según declararon en la octava sesión del juicio por las muertes de Arliene Ramos, Lady Marcela y Marta Calvo y la intoxicación con cocaína de otras ocho mujeres. La autopsia señala que Lady Marcela, la colombiana de 26 años hallada muerta en la vivienda de avenida de la Plata el 15 de junio de 2019, murió por la combinación de ambos eventos letales. «Son dos causas que son compatibles entre sí», indicó ante la magistrada uno de los integrantes del equipo médico forense. De hecho, los dos doctores del IML explicaron que, «de obviarse la cocaína, la causa de la muerta habría sido por asfixia por compresión». También detallaron que «una muerte así se da en personas con gran descompensación de fuerza, como un adulto y un niño o un anciano, cuando está bajo la influencia de drogas, estimulantes o depresoras, o tras entrar la persona en un coma».
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En cuanto a la cocaína, la concentración hallada de 9,31 miligramos por litro en sangre, sigue sorprendiendo a los médicos. El forense relató que se trata de «un nivel altísimo» que nunca había visto en toda su carrera. De hecho, afirmó que únicamente ha encontrado concentraciones superiores en personas que hacen de mulas para transportar paquetes de droga en el interior de su organismo y que han sufrido la rotura de uno de los paquetes. «Solo entonces hemos llegado a ver cifras de 11 miligramos», aseveró.
Por ello descartó el consumo por todas las vías menos una: la mucosa. Indicó que la droga no podía haber sido fumada ni inhalada, porque la víctima habría perdido la consciencia antes de alcanzar esos niveles y tampoco podía haber sido administrada por vía intravenosa porque el cuerpo no presentaba marcas de pinchazos, de modo, que según indicó el especialista, únicamente queda la opción de absorción a través de mucosas, como la vagina o a través del ano.
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Ella se resistió
Respecto a las asfixia, los forenses detallaron que el cuerpo de Lady Marcela presentaba diversas marcas violentas compatibles con la asfixia. Entre ellas, signos de presión de uñas en las mejillas, una herida en la cara interna del labio inferior, un edema pulmonar y una hemorragia interna en los músculos del cuello, que indican que la víctima intentó respirar pero no pudo, explicaron. También tenía otra marca de haber recibido una fuerte presión en el brazo derecho y un arañazo en su muñeca izquierda.
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A preguntas de la abogada del acusado, María Herrera, que cuestionó si las heridas en las mejillas no podría habérselas originado la propia víctima al convulsionar, el forense zanjó que eso «es complicado, porque cuando una persona está convulsionando, está rígida y tendría que haberle dado la vuelta a las manos para poder hacérselas».
Los restos biológicos
El cuerpo de Lady Marcela dejó otras pruebas incriminatorias para el acusado. En concreto, su ADN. La policía científica que analizó las pruebas biológicas del caso en el Laboratorio de Biología-ADN de Valencia detalló el hallazgo de un perfil genético compatible con Jorge Ignacio bajo seis de las uñas de Lady Marcela, gracias a unas células epiteliales que pueden ser resultado de arañazos al intentar resistirse a la agresión. También se encontró ADN del acusado en la sangre del cuello de la víctima, su cabello, el antebrazo y en una mancha hallada en el suelo frente a la puerta del baño.
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Loas análisis revelaron además la existencia de un tercer perfil genético de una persona sin identificar en un envoltorio de preservativo, una pajita para el consumo de cocaína, así como uno de los dedos de la víctima. De lo que no se ha hallado rastro alguno es de semen. Ninguna de las muestras enviadas a analizar al laboratorio dieron positivo.
La magistrada cerró la sesión con la toma de declaración a una perito de la sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil especializada en el análisis de datos de telefonía. Ella se ocupó de elaborar un informe con el análisis de la información recabada de seis teléfonos, presuntamente de Jorge Ignacio, y los testimonios de las víctimas que habían indicado haber recibido llamadas de estos para la solicitud de servicios sexuales.
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Entre los móviles había uno encriptado, que hace «imposible» el acceso a la información del dispositivo pese a su intervención física por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. «Son terminales muy caros utilizados habitualmente por organizaciones criminales, y generalmente procedentes del narcotráfico», aseveró.
En uno de los análisis se pudo constatar que uno de los contactos con una víctima se realizó inicialmente a través de un correo electrónico cuyo nombre de usuario contenía el nombre y apellido del Jorge Ignacio. Tras ello, la llamó con uno de estos números. El rastreo de los teléfonos ha permitido además concluir que muchos de los móviles, tras recoger a estas mujeres, se desplazaban a la localidad de Manuel.
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