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De la Valencia que pudo ser a la que vivimos en la actualidad existe una gran diferencia, al menos en el ámbito arquitectónico. Todos esos proyectos forman parte de la Valencia imaginada en la que podemos encontrar las cinco grandes avenidas inacabadas en Valencia, los rascacielos que se idearon para el cap i casal, los internacionales parques de atracciones que se quisieron hacer realidad en la Comunitat Valenciana, la gran Basílica para la Virgen de los Desamparados o los diferentes edificios que se proyectaron para la zona más codiciada de la antigua Valencia. En el solar contiguo al actual MuVIM encontramos hoy en día una gran finca modernista, pero para esa ubicación se pensó otro edificio, la Casa del Pueblo de Valencia diseñada por Javier Goerlich. El lugar de reunión para la clase obrera de Valencia no se acabó nunca. Acabó demolido tras varias décadas con las obras paradas.
Francisco Sanchis, concejal del Ayuntamiento de Valencia en la década de 1910, ideó para la ciudad de Valencia un gran edificio en el que acoger las diferentes actividades de las sociedades obreras del cap i casal. Allí podrían reunirse los valencianos en un espacio con diferentes estancias en un edificio, que de haberse completado, sería uno de los más icónicos y representativos de la ciudad. Su estilo significaba una cierta ruptura con el resto de construcciones sociales que se habían ideado hasta la fecha en la ciudad y analizando las décadas posteriores tampoco se encuentran muchas más obras con ese estilo peculiar con el que se ideó la Casa del Pueblo de Valencia.
Javier Goerlich, el gran arquitecto valenciano que se empeñó en hacer de Valencia una ciudad diferente con nuevas propuestas arquitectónicas, ideó para esta casa obrera un edificio de perfil goticista con estilo modernista y con cierto repertorio del gótico valenciano del siglo XV. Las diferentes imágenes del proyecto dan la imagen de un edificio que se asemeja con diversas construcciones del arquitecto catalán Antonio Gaudí.
Un gran pórtico serviría de acceso al edificio del que, en su fachada principal, destacarían sus diferentes ventanales y un pequeño torreón que actualmente estaría ubicado en la esquina de Guillem de Castro con la calle Quevedo. En su interior se proyectaban diferentes espacios como una sala para conferencias, una cafetería-restaurante, un economato, unas oficinas, sala de espera, farmacia, sala de lectura y diferentes servicios. De dos alturas, las obras empezaron en 1921 y pronto quedaron detenidas por falta de financiación. Se alzó poco más que una planta. De la fachada principal ya se distinguían las diferentes columnas y arcos como se puede observar en alguna fotografía de la época.
El edificio inacabado esperó más de cinco décadas para vivir una nueva modificación. No se acabó, se decidió derribar en 1973 y en su lugar se alzó una gran finca de estilo modernista. Así se acabó la idea de dar a Valencia un edificio diferente con carácter social y para el pueblo.
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