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Ruymán Díaz junto al coche de la Policía Nacional. lp
Ruymán Díaz, policía | El orgullo del salvavidas

El orgullo del salvavidas

Salvar una vida debe de ser una sensación única. Él lo ha hecho dos veces, con un bebé en Ruzafa y un bañista en la playa de Cullera

SARA BONILLO NAVARRO

Viernes, 7 de octubre 2022

Ruymán Díaz soñaba desde pequeño con ser uno de aquellos policías a los que observaba detenidamente en las calles de Tenerife, lugar donde nació y creció. Así que, una vez terminó sus estudios de Secundaria, no lo dudó ni un segundo: iba a luchar hasta conseguir su sueño. Comenzó a prepararse las oposiciones y al poco tiempo las aprobó, pero en ese momento no quedaban plazas disponibles en la isla, de modo que tenía que decidir el lugar al que quería desplazarse, y de entre todos los destinos que le ofrecieron para trabajar se decantó por la Comunitat. Una ciudad que, sin duda, siempre le traerá recuerdos muy especiales y gratificantes.

Algo que jamás olvidará de Valencia será aquella tarde en la que consiguió salvar la vida a un bebé de dos meses que sufrió una parada cardiorrespiratoria en el barrio de Ruzafa. Tras recibir el aviso de que un bebé se encontraba inconsciente, Ruymán acudió de inmediato al lugar. Al recordarlo, asegura que no tuvo ningún miedo en ese momento. Lo único que temía en aquella situación era quedarse paralizado y no saber qué hacer. «En esos instantes sólo tienes en la mente un objetivo: salvar la vida de esa persona. Todo lo demás deja de importar», afirma.

Nada más llegar comenzó a realizar un masaje cardiaco con dos dedos al bebé, que comenzó a llorar tras las primeras maniobras de reanimación, pero a los pocos segundos dejó de respirar otra vez. El agente no se rindió hasta que el bebé, después de 30 minutos, logró estabilizarse y llegó el vehículo sanitario que trasladó al niño al hospital.

Esta no era la primera vez queconseguía salvar una vida. El policía tinerfeño ya socorrió a un hombre que se estaba ahogando en la playa de Cullera en el año 2014. Ruymán se encontraba fuera de servicio junto a su mujer y su hijo cuando escuchó los gritos del bañista a lo lejos y rápidamente se adentró en el mar y logró rescatarlo.

El agente asegura que esto es lo más reconfortante de su trabajo, saber que salva vidas y resuelve los problemas de los ciudadanos. «Yo decidí ser policía para ayudar a las personas y restablecer la seguridad ciudadana, el caos», afirma.

Pero no todos los días son así de gratificantes. Hay noches en las que llega a casa con mucho estrés, mucho trabajo y no con el resultado que hubiese deseado. Aun así, casi siempre regresa contento de saber que ha hecho todo lo que estaba en sus manos. «Me quedo con que en todo momento intento proteger a las personas», señala.

El canario asegura que la clave para ser un buen policía y profesional radica en «estar implicado en todos los sentidos, abordar todo lo que puedas y estudiar lo que esté a tu alcance».

Un claro ejemplo de buenos trabajadores para Ruymán son algunos de sus compañeros recién jubilados. Los policías que hasta hace poco compartían profesión con él llevaban una larga trayectoria en el sector, algunos de ellos con más de 35 años ejerciendo. Lo que admira de esos compañeros es que hasta los últimos años de trabajo han estado en la calle dando lo mejor de sí mismos. «Yo el día de mañana quiero tener ese espíritu, esas ganas de continuar, no perder la pasión por mi trabajo. Querer seguir luchando y dándolo todo por los ciudadanos hasta que mi cuerpo me lo permita», explica.

Y es que hay veces en que los sueños consiguen superar las expectativas. Cuando el pequeño Ruymán se imaginaba vestido con el uniforme de policía, ni de lejos pensaba que iba a vivir todo esto y llegaría a convertirse en una especie de héroe con uniforme. Un salvavidas. Hoy es él quien despierta la admiración de muchas personas. 

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