Los cinco restaurantes que más han asqueado a Alberto Chicote

''Pesadilla en la cocina' ha sido uno de los programas míticos de la televisión nacional. En él, Alberto Chicote prestaba su ayuda a restaurantes a los que el negocio no les iba bien. El chef visitiba los locales y trataba de averiguar lo que fallaba en ellos. A veces se encontraba con situaciones de lo más bochornosas, dramas familiares y peleas entre jefes y empleados. También ha tenido que lidiar con cocinas sucias, bichos en los platos, comida pasada y demás condiciones nada óptimas para cocinar.

Tras más de ocho años de emisión, el 'reality' culinario apagaba los fogones en el año 2020. Se desconoce si volverá a la pequeña pantalla con nuevas entregas, aunque, de momento, la crisis del coronavirus no beneficia a su regreso. El sector de la hostelería está siendo uno de los más azotados por las restricciones para controlar los contagios por lo que tampoco sería posible grabar y crear un formato como el que existía.

Hasta que se descubra si Chicote vuelve a convertirse en la pesadilla de las cocinas, se pueden revivir algunos de los momentos más icónicos de la historia del programa. Estos son los restaurantes que más problemas le causaron al mediático cocinero:

Alberto Chicote visitó en un programa 'El Rincón de Montse', un restaurante en la localidad madrileña de Daganzo de Arriba. Nada más probar la comida del local, Chicote se encontró con una freidora con el aceite negro y que llevaba meses sin ser cambiado. Además, los cuchillos y manteles tenían suciedad pegada porque, según los dueños, no tenían tiempo de limpiar. Los clientes no daban crédito a las manchas sobre las que ponían sus platos.

Además, la calidad de la comida dejaba mucho que desear. Según Chicote, los platos estaban aceitosos y reinaba el caos en sala y en cocina. Las croquetas que probó fueron «básicamente de hormigón» y el entrecot fino «como un papel». Al final, la gente se iba sin café, sin postre y algunos, hasta sin comer.

El chef intentó salvar del cierre el restaurante Rusiñol de Aranjuez. Al conocer la realidad que se vivía en el local, Chicote no pudo evitar exclamar: «Lo que me extraña es que no hayan venido todos los del pueblo con hachas y palos».

Las enormes discrepancias entre padre e hijo amenazaban el futuro del local, en el que la dejadez, los descuidos y el caos campaban a sus anchas. El programa empezaba con Chicote probando el menú del Rusiñol, entre otras cosas, el pescado y la carne. El bacalao «no sabe a nada», la dorada al horno «tiene menos chicha que la pata de una grulla» y el cochinillo confitado «huele a que está chungo», decía. Tras el desastroso estreno, Chicote pasó a la cocina y examinó las cámaras de frío. «Esto es el museo del terror», describió asombrado el chef. «¿Alguien me puede decir por qué me he comido yo esta mierda? ¡No me jodas!», exclamó entre arcadas el cocinero.

'Pesadilla en la cocina' también ha estado en territorio valenciano en más de una ocasión. En este caso, viajó hasta la localidad de Paiporta para encontrarse con el establecimiento de La Cueva, que contaba con un único trabajador que hacía por partes iguales de cocinero y camarero. Chicote al llegar empezaba preguntando por un dueño que en ese instante de la grabación (2018) no era ya el encargado del local. Mientras que el cocinero probaba la escasa comida que ofrecía el restaurante, llegaba el dueño.

Durante el programa, Chicote no dejaba de mostrar su estupor por lo que vivía en las cocinas del restaurante de Paiporta: menaje y sartenes con óxido, bolsas que provocaban arcadas al chef y un dueño que durante el servicio se ponía a tocar la guitarra cuando mayor demanda existía en la cocina. En una discusión entre el dueño y el camarero del local, en la que se llegó al insulto, Chicote tuvo que mediar entre ambos para que no llegaran a las manos.

El local que muestra 'Pesadilla en la cocina' en Paiporta cerró sus puertas y actualmente tiene otro nombre.

Fue un lugar destacado, con suma popularidad por sus platos, pero el restarante de Gijón contactó con el programa de Alberto Chicote porque se encontraba al límite: los comensales incluso abandonaban el local antes de acabar de comer o cenar. Las broncas se sucedían y las culpas se repartían entre los camareros y la hija del dueño. Alberto Chicote viajó hasta un restaurante en el que todo es a lo grande. Las raciones enormes e incluso el local es de más de 500 metros cuadrados. Aunque según Chicote, el problema no son los platos que, incluso, estaban «buenos»; la 'pesadilla' estaba en otro lugar.

El verdadero problema del restaurante La Habana no está en los platos que le encumbraron, sino en el trabajo que se encuentra entre los fogones y las mesas. Ante este escenario, los comensales vivían situaciones tan atípicas como que en una misma mesa algunos ya habían acabado mientras que otros aún no tienían sus platos.

El caso de La Tarantella, un restaurante napolitano del centro de Barcelona, le trajo más que un quebradero de cabeza a Alberto Chicote. Fue exitoso durante más de una década, pero empezó a hundirse y a dejar de recibir clientes. El local estaba regentado por Nicola, su mujer Carmen y los dos hijos de ambos.

Nada más llegar al local, el chef se encontró con un panorama desolador. La cocina y la despensa estaban muy descuidadas. El cocinero descubrió que las ensaladas no tenían sabor, a la comida le faltaba ese carácter napolitano y casero y las pizzas salían completamente carbonizadas porque así le gustaban al jefe. Además, no servían platos sin gluten a pesar de asegurarlo a través de un cartel colgado en la puerta. La desorganización a la hora de preparar la comida provocaban que en 'La Tarantella' se tirase mucha comida y, por lo tanto, dinero.

Esta noche, el chef Alberto Chicote visita el plató de 'El Hormiguero' para hablar con Pablo Motos sobre su nuevo libro, 'Cocina de Resistencia. Las mejores recetas para no desperdiciar nada' y para repasar su trayectoria profesional.