![Dónde comer en Valencia: Antic Regne | Dónde comer en la avenida de Valencia que sirve de frontera entre dos mundos](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202208/04/media/cortadas/maipi%20Jes%c3%bas%20Signes-Rkr04jQXCUsJOVeDSM3jA8L-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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La planificación urbanística de ciudades como Valencia incluyen avenidas que se convierten en zonas de paso, de entrada y salida de vehículos; lugares poco amables, fríos, antagonistas de la idea de barrio como lugar común a sus vecinos. Ahí está Cortes Valencianas, Primado Reig o ... la avenida del Cid para corroborarlo, pero como la vida está llena de excepciones, hay una vía muy especial que aunque se convirtió en avenida en sus orígenes tiene aquello que llaman encanto, personalidad: se llama Antic Regne de Valencia, aunque el nombre sea bastante reciente, de la época democrática. Esta calle en diagonal, tan común en ciudades como Barcelona, sirve de frontera entre dos barrios y dos formas de entender la ciudad, la Valencia chic y burguesa del Ensanche y la del barrio de Ruzafa, popular en décadas pasadas, hipster en su época más reciente, gentrificada ya para siempre.
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Con sus edificios bellísimos, con su paseo central, el entorno de Antic Regne de Valencia está salpicado de algunos de los grandes restaurantes de la ciudad, como Canalla Bistro, la versión más rebelde de Ricard Camarena, o las dos propuestas de Vicente Patiño, Saiti y Sucar. La cocina de afamados chefs se mezcla además con otras propuestas muy recomendables, como la mítica barra del Maipi, con su sabor a casa como podría serlo Rausell, Ricardo y La Principal. O Mundúa, una taberna bastante reciente abierta en la calle Joaquín Costa que no hay que perderse.
Si hacemos caso a Bernd Knöller, el chef rebelde de la ciudad, no podemos dejar pasar Ruzanuvol, una cervecería artesanal que te sirven cerveza de barril sin pasteurizar, mientras que si queremos explorar la cocina italiana sin fallar, la opción tiene que ser L'Alquimista, ese local tan chiquitito donde hay que tener mucha suerte para reservar pero que siempre es un diez. Aunque ya no tengamos barra libre de pasta.
Si elegimos cocina tradicional, Los Madriles es una apuesta segura para comer cocido o la taberna vasca Che para trasladarnos a San Sebastián por un ratito de gloria, mientras que si preferimos un buen almuerzo, nuestros pasos deben ir encaminados hacia el Goya Gallery o el Congo, esos bares de siempre con mucho sabor al estilo de la cervecería Aquarium.
Otras propuestas como Mood Food o Feliz restaurante, tienen ese punto instagrameable que tanto gusta a la generación milenial, y que demuestran lo próximo que está Ruzafa. Incluso hay espacio para otras propuestas gastronómicas, como un japonés de bufet libre llamado Kobe que tiene más de mil reseñas en Google. Y casi todas buenas, que no es moco de pavo. Sí, también hay KFC, pero es que el mundo no es un lugar perfecto.
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