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Gracia M. Morant
Valencia
Lunes, 22 de abril 2019, 13:56
Las tierras valencianas han sido testigo de cientos de batallas históricas. Conquistas y reconquistas. Rebeliones moriscas ante la dominación cristiana. Sublevaciones que terminaron arrinconadas en pequeñas fortalezas o que cayeron ante las tropas de Jaume I. Años de cultura musulmana que no consiguieron borrar las armas, ni la sangre, ni tampoco los incendio ni saqueos. Historias que han quedado grabadas en libros, nombres y tradiciones. También en puentes, casas y ruinas. Vivencias sepultadas por el paso del tiempo o simplemente abandonadas a su suerte.
Así, en lo alto de una montaña y custodiado por pinos eminentes, perviven los restos del castillo de Benalí, en Aín (Castellón). Esta fortificación, de origen árabe, fue conquistada por las tropas cristianas a los musulmanes en el año 1238. Más de siete siglos después poco queda de aquellas revueltas moriscas que durante el siglo XVI convirtieron estas tierras en el centro de los acontecimientos y que se sirvieron del bastión de Aín como refugio militar. Batallas a los pies de la Sierra de Espadán y a orillas del río Anna que dejaron su particular huella en la propia fortaleza.
De origen árabe y tipo montano, se trata de una fortaleza de planta irregular dispersa. Cuenta con varios recintos murados defensivos y con una torre auxiliar barbacana de la que se conservan aún sus restos. El castillo también tenía aljibes, dependencias y una torre del Homenaje cilíndrica que contaría con un puente levadizo interior y un foso. Esta torre es la única estancia que se conserva actualmente de la antigua fortaleza. Desde lo alto se puede
Recientemente, durante las excavaciones arqueológicas realizadas para la rehabilitación del castillo, se encontró una espada medieval en perfecto estado de conservación. La arma tiene 94 centímetros de longitud, una cruz de 13 centímetros y pomo esférico, con dos aretes de bronce en la empuñadura y una acanaladura central en la hoja. Una espada del siglo XIV que se conservó a consecuencia de la destrucción del castillo durante la Guerra de los Dos Pedros (1356-1367).
Desde esta fortaleza se vigilaba perfectamente la población y las áreas colindantes. Una situación privilegiada que ahora permite descubrir la historia que ocultan sus ruinas a través de una pequeña ruta por uno de los alcornocales más impresionantes del Parque Natural de Espadán. Un recorrido circular de cuatro kilómetros de dificultad media y apto para toda la familia. La ruta se inicia en el carrer de l'aigua de Aín, donde hay un pequeño panel explicativo. El sendero, que continúa por esta vía, pasa junto a la Ermita del Calvario, por el «Molí de Baix» y a unos 250 metros, deja a un lado un pequeño acueducto. Cerca de este punto el camino se bifurca. El sendero SL-CV 27 sigue por la derecha adentrándose entre la naturaleza. Un camino de herradura que continua durante un kilómetro hasta llegar al Castillo de Aín. Para volver hacia el pueblo, hay que tomar el sendero en dirección contraria hasta llegar a la última bifurcación para seguir la ruta GR-36.
A través de esta pequeña ruta senderista se puede disfrutar de la naturaleza y el patrimonio histórico de la Comunitat Valenciana.
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