El sumario del caso Erial, que investiga el presunto cobro de comisiones por parte del expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana y una red de testaferros, se aliña con anécdotas y conversaciones que en ocasiones son más propias de una comedia de situación que de un posible caso de corrupción con miles de folios de investigación por parte de la UCO. La interceptación de conversaciones telefónicas siempre da juego y son el mejor espejo para reflejar la confianza que existe entre los distintos protagonistas del caso. Uno de los aspectos más llamativos es el apodo que reciben algunos de los actores principales de la investigación.
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Al expresidente del Gobierno valenciano se le considera «el jefe». Al menos, así se refiere a él Joaquín Barceló en una llamada que mantiene el 10 de abril de 2018 con una persona llamada Dani. Barceló, uno de los presuntos testaferros de Zaplana, acude al hospital La Fe a ver a su amigo: «Estoy buscando al jefe... y estoy aquí en el hospital». En otra llamada interceptada el 14 de febrero de 2018 los intervinientes también se refieren a Zaplana como «el jefe». Al expresidente de la Generalitat también se refieren en varias llamadas, según la investigación de la UCO, como «el otro», «el que estoy esperando». La investigación también atribuye a Zaplana el apelativo de «don nervios». En una llamada entre Joaquín Barceló y Saturnino Suanzes hacen referencia al estado de nerviosismo de una persona, que la UCO atribuye a Zapalana.
El es apodo entre amigos que se da a Joaquín Barceló, uno de los personajes troncales de la investigación y administrador de la mayoría de las empresas que participan en la presunta trama de blanqueo. Amigo de Zaplana desde hace muchos años, ocupó después cargos de responsabilidad en la administración valenciana. En muchas llamadas, cuando descuelga, se refieren a él como: «Pachano o Pachanito». Incluso en una conversación con otro empresario, este le dice que a una torre de apartamentos habría que ponerle el nombre de «Pachano Tower«.
Empresario de hidrocarburos de Finestrat. En el sumario apuntan a el Gasofa como uno de los colaboradores necesarios para emitir facturas falsas que justifiquen la extracción de dinero en efectivo de entidades bancarias. Llega un momento en que se niega, a pesar de las presiones de Zaplana y Barceló para que el Gasofa coopere.
Otro de los empresarios, como domicilio en la Nucia, investigados por presuntamente confeccionar facturas falsas para blanquear pequeñas cantidades de dinero. Es la persona a la que recurre la trama después de que el Gasofa se niegue a realizar nuevas facturas.
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Trabaja en Barcelona. Varios de los investigados recurren a él para solucionar un posible problema con un empresa panameña con dinero en Andorra. Pachano se muesta nervioso porque la mercantil ha salido en prensa por estar vinculada al uruguayo Belhot. Nino es hermano de Elvira Suanzes, exdiputada de Les Corts y una de las militantes más fieles al zaplanismo. De Elvira Suanzes quedará para la posteridad aquella foto abandonando el pleno de Les Corts mientras sus compañeros aplaudían en pie al expresidente de la Generalitat Francisco Camps.
Es Fernando Belhot, una de las claves del sumario. Belhot es el abogado uruguayo que presuntamente se encargaría de dar salida al dinero que todavía no ha retornado a España. Vinculado a presuntos casos de corrupción en Sudamérica como el caso Ciccone. El sumario constata que ha realizdo viajes en avión con Zaplana a Uruguay. Además, aparece vinculado a los Papeles de Panamá y a empresas con cuentas en Andorra.
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