

Secciones
Servicios
Destacamos
D. Merino
Viernes, 23 de febrero 2024, 20:35
El barrio de Campanar aún sigue con el corazón en un puño después de lo vivido este pasado jueves en lo que es ya una de las tardes más negras de la historia de Valencia, con un incendio que arrasó las dos torres de viviendas del cruce entre las avenidas General Avilés y Maestro Rodrigo y deja a las 18.00 horas del viernes una cifra de diez muertos y varios heridos.
Los bomberos trabajaron durante toda la noche a destajo para mitigar unas llamas que calcinaron la finca y dejaron, a la mañana siguiente, un panorama desolador. Ahora, tocan labores de búsqueda de los desaparecidos. Pero la cosa no queda aquí. El drama continúa para todas esas familias que han perdido su hogar y no tienen un sitio al que ir.
Y es en este momento en el que cobra especial relevancia el apoyo psicológico para todos los afectados por el incendio de Campanar ocurrido en la tarde de ayer. La psicóloga y fundadora de Capital Psicólogos, María Padilla, explica que «cuando pasa una catástrofe que no es natural y se podía haber evitado, con pérdidas humanas además de las materiales, y no hay control ni anticipación, esta tiene unas consecuencias psicológicas diferentes a otras catástrofes. Se instaura un sentimiento de culpa e injusticia que se suma al duelo propio de la pérdida humana, que ya de por sí es un dolor insostenible».
Incendio en valencia
Según explica la experta, es muy probable que «a estas personas se les reproduzca en su mente las imágenes del incendio, acompañadas de pensamientos de estoy atrapada, falta de aire, sensaciones de pánico. Se les va a desarrollar un cuadro de ansiedad. Van a sufrir estrés postraumático agudo, propio de la situación, es lo que se llama un estrés adaptativo».
Padilla explica que todas las personas que viven una situación dramática responden con esta sintomatología: sudores, temblores, pánico, miedo. «Ahora es más necesario que nunca esa ayuda psicológica para que ese estrés postraumático no se haga crónico. Si no se les presta esa ayuda puede devenir en una sintomatología más complicada y difícil de curar», aclara.
Y es que un incendio es una experiencia de supervivencia cercana a la muerte, razón más que suficiente para que todas estas personas tengan dentro una situación de bloqueo y estén en shock. La psicóloga indica que «Hay que escucharles muy atentamente para permitirles contarlo una y otra vez, las veces que haga falta. Preguntarles cómo se sienten, su cuerpo, que no se les quede nada dentro y darle pausas para respetar el proceso de asimilación de esos acontecimientos».
Según los datos difundidos durante este viernes, 23 de febrero, desde el inicio del incendio, tras activar el protocolo de coordinación con la Generalitat, Cruz Roja ha movilizado nueve ambulancias y equipos de emergencia para la atención psicosocial, con una media de 37 personas en turnos de 12 horas. Cada equipo psicosocial está compuesto por siete personas entre psicólogos, trabajadores sociales y acompañantes, sumados a las ambulancias y a los técnicos.
«Básicamente, lo que hacemos es acompañar a las personas, dar soporte emocional, intentar hacer un primer auxilio psicológico y, sobre todo, ayudar a estas situaciones que se están viviendo, que son un shock, e intentar con el mayor respeto posible a las personas que se ven afectadas», ha explicado el coordinador autonómico de la entidad, Miguel Ángel Sotillos, desde el puesto de mando avanzado instalado en el incendio.
Se trata, ha remarcado, de «un shock muy importante» al pasar «de estar en tu casa a encontrarte con situaciones tremendas». Ante ello, los equipos se centran en «dar ese primer soporte humano»: «Lo que hace la Cruz Roja es que alguien te acompañe. A todos cuando nos ha pasado algo en nuestra vida, siempre nos ha gustado tener a alguien a nuestro lado».
Lo «más complicado» para estos equipos es «la incertidumbre», saber qué está pasando, y por otro lado, «la desgracia, la certidumbre cuando ha pasado lo más grave». «Nosotros llevamos muchos años en Cruz Roja y, desde luego, nos ha impactado; realmente ha sido algo bastante grave», ha manifestado.
Para los que han perdido familiares, Padilla afirma que los psicólogos no pueden aliviar ese dolor tan grande pero sí deben hacer un acompañamiento en este proceso tan difícil. «Se puede acompañar en el dolor, pero es imposible aliviar ese dolor. Para esa persona que ha perdido un familiar no hay consuelo y los psicólogos lo saben. Su acompañamiento es necesario porque les brinda una oportunidad de empezar a procesar y colocar una situación que es inicialmente imposible. Esa es la labor del psicólogo. La ayuda psicológica es fundamental desde el inicio porque el ser humano está diseñado para adaptar y olvidar y si no lo hace bien puede quedarse estancado de por vida».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.