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Nuria Enguita dirige el IVAM desde el pasado mes de septiembre, pero su vinculación con el centro viene de lejos. La madrileña regresa al museo en el que trabajó hace 29 años como conservadora, desde 1991 hasta 1998, antes de ponerse al frente ... de otros centros como la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona y Bombas Gens. Con su vuelta ha comprobado que las cosas no tienen nada que ver con lo que fueron: «Ha cambiado muchísimo. Cuando nació este museo estaba en el Centre del Carmen, pero sin punto de comparación con el de ahora, había muchas menos partes restauradas». Una época marcada por la «dualidad» que aquel espacio aportaba al museo y que lo hacía especialmente «interesante», en medio de un barrio que tampoco tiene nada que ver: «Asistimos al principio de los planes de rehabilitación de El Carmen, el museo ha ido evolucionando con él. Toda institución depende de su contexto, y el de Valencia se ha visto reflejado en el IVAM», resume.
El Carmen evidencia la crisis que viven sus calles, cada vez más vacías y sin vida: «Ahora pasas a las 19 horas y ya no hay nadie», cuenta la directora, que vivió diez años en la zona y recuerda el momento en el que el barrio empezó a transformarse con la llegada de turistas: «Eran los 2000 y todavía había una mezcla de dónde veníamos y hacia dónde íbamos, una transformación de tiendas y bares. Luego vino la saturación turística y de eso hemos pasado al vacío», relata. El proceso de globalización a partir de los años 90 aceleró la transformación de la zona y propició la «recuperación del barrio histórico para las clases más pudientes, la gentrificación y el turismo», explica Enguita, que reconoce que «lo que tenía de barrio se fue transformando en otro tipo de dinámicas más dirigidas a los turistas». La directora destaca lo que más le llama la atención del cambio: «Me parece increíble y maravilloso que se hayan mantenido algunos bares, comercios y propuestas, que en el fondo es lo que nos diferencia». Aunque este atractivo está comenzando a desmoronarse por el preocupante cierre de locales en la zona: «Estamos perdiendo esa idea de 'la vida en la calle' y la tenemos que recuperar porque en este barrio es muy importante».
El Carmen pasa por un momento «difícil» y precisamente por ello uno de los objetivos de Enguita es potenciar la presencia local del museo: «Me gustaría que el IVAM estuviera más presente en la ciudad y en el barrio, estamos trabajando para ello», asegura la responsable, que es partidaria de enfocar la crisis del coronavirus como un momento para «repensar» la misión del centro: «Estamos en una situación muy complicadaporque, aunque tenemos una presencia local muy fuerte, todos los museos dependen mucho de la movilidad de las personas», relata la directora sobre la bajada de visitantes por la ausencia de turistas. «Queremos demostrar que el IVAM es un lugar seguro», destaca la responsable en referencia a la actividad contemplativa que rige el centro. A la crítica situación se suma además la falta de inversión estatal destinada al IVAM, congelada desde el 2019, que evidencia una «diferencia de financiación abismal entre centros» y ha supuesto un «jarro de agua fría» para una comunidad que está haciendo un «esfuerzo enorme y un trabajo muy positivo», reclama Enguita. «Nos tenemos que ir equiparando a otros museos de nuestro entorno con características similares», concluye.
Quienes pasan el día a día entre las calles del barrio, como Nuria Enguita, explican los matices de una nueva realidad marcada por la pandemia. Lee en LAS PROVINCIAS qué sucede en el barrio de El Carmen a través de sus testimonios.
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