Olek Petrunyak
Valencia
Domingo, 11 de agosto 2019, 12:42
Hay playas para gente a la que le vale cualquiera y existen playas que están destinadas a recibir a quienes realmente saben disfrutar de un día tranquilo en la costa. La playa de El Saler es un ejemplo de estas últimas. Su ubicación, alejada de la ciudad, la distancia de ser receptora de tremendas multitudes y de ser un imán para los turistas. Situada a unos 13 kilómetros al sur de la playa de la Malvarrosa, es accesible desde la ciudad por medio del autobús 25 de la EMT.
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No solo destaca su ubicación por estar apartada de centros urbanos, sino por la belleza con la que el Parque Natural de la Albufera dota a esta playa: en pocos metros encontramos agua, arena blanca, dunas y el bosque autóctono. Todo ello respetado por unos visitantes concienciados de no estropear un paisaje tan bello. «Lo mejor es la tranquilidad. Es una playa bonita, está cerca de la ciudad y no tienes que preocuparte por encontrar hueco o que te roben», cuenta Carla, una joven que destaca que ha ido durante toda su vida al Saler, ya sea para bañarse o para pasear y desconectar.
Esta playa, que se extiende por casi cinco kilómetros, es una de las más limpias de toda Valencia, tanto dentro como fuera del agua (hasta hay ceniceros disponibles para no ensuciarla con colillas); y por ello resulta muy fácil disfrutarla. Se puede pasar el tiempo en ella sin tener que preocuparse por esquivar basura, y la moderada afluencia de gente permite descansar. «No hay color entre una playa en la ciudad y la del Saler. Esta es muchísimo más natural y más limpia», opina Nacho, un joven que la visita a menudo desde que obtuvo el carnet de conducir.
«No es una playa muy frecuentada por turistas. Estos cuando llegan van a lo fácil, como la Malvarrosa. Cuando ya la han visitado, preguntan a alguien por una buena playa, y ya es cuando vienen aquí», relata Alfonso, que trabaja en uno de los chiringuitos. Algo que resulta comprensible teniendo en cuenta cómo está comunicada la primera y cómo lo está la segunda.
El visitante cuenta con múltiples servicios a su disposición. Para ello están presentes los chiringuitos, en los que poder comprar bebidas o helados., además de alquilar tumbonas y sombrillas para pasar el día de la manera más cómoda posible. Y si se quiere elevar esta comodidad al máximo grado posible, siempre se puede tener en consideración alguno de los bares o restaurantes que se pueden encontrar. Por cierto, al tobogán, que pasa más de 12 horas al día al sol, mejor ni acercarse.
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A parte de la comodidad, es importante la seguridad, un aspecto en el que la extensa orilla de El Saler no se queda corta para nada. Para ello cuenta con torres de vigilancia separadas por poca distancia entre sí, además de los servicios de emergencias disponibles a pie de playa para asegurar una atención inmediata en una playa ligeramente apartada de la ciudad.
Pero el atractivo de El Saler sigue más allá de la arena blanca. Nada más salir de esta, se encuentran las dunas, acumulaciones de arena de gran valor paisajístico que separan la orilla del paseo, que se prolonga a lo largo de toda su extensión.
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Por el paseo se pueden encontrar diversas actividades a realizar, además de pasear por él disfrutando con la vista de la playa por un lado y el bosque valenciano por el otro. Para los que quieran aumentar ligeramente la intensidad y el ritmo, está disponible el carril bici que lo recorre.
Otra de las posibilidades que ofrece esta parte de El Saler es sentarse en los merenderos que hay al costado del camino, cuya cubierta permite comer a la sombra, a un minuto andando de la playa y sin preocuparse de acabar comiendo más arena que alimento.
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Y en el caso de que el objetivo no sea relajarse, sino todo lo contrario, el paseo cuenta con un parque de barras en el que poder entrenar; aunque de éste, cabe destacar que no tiene sombra, por lo que ejercitarse bajo el sol del mediodía puede resultar un deporte extremo, siempre y cuando no se alterne una serie con un chapuzón.
Hay para quien lo más bonito es lo que está más allá del paseo: la Dehesa, el bosque mediterráneo que se encuentra entre la Albufera y el mar. Esta es la parte con más flora y fauna de todo el Parque Natural.
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Este paraje es un lugar idóneo para hacer diversas rutas de senderismo (algunas de hasta algo más de cuatro kilómetros) o excursiones en familia, mientras se observan las diferentes especies vegetales, entre las que predomina el pino carrasco; la fauna, que ha sido la más afectada en los últimos años (habiendo perdido especies como la jineta, el tejón o el zorro); y una gran variedad de aves que anidan en el parque natural.
Ubicación: 46012, Valencia. 13 kilómetros al sur del puerto de Valencia, en el interior del Parque Natural de la Albufera.
Horario: Posta de vigilancia nº 2: de 9 a 20 horas. Postas nº 1 y nº 3: de 10:30 a 19:30.
Actividades: Baño. Tomar el sol. Chiringuitos. Hamacas. Paseo. Carril bici. Parque de barras. Restaurantes y bares. Merenderos. Senderismo.
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